Más acciones que garanticen la seguridad y el acceso a la ayuda humanitaria son necesarias en el estado de Rajine, al oeste de Myanmar, en el marco del retorno de los refugiados rohingyás, dijo el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
El 58 por ciento de los refugiados son menores de edad y llevan sobre sus hombros los traumas de un conflicto armado que generó violencia, dijo el subdirector ejecutivo de Unicef, Justin Forsyth, que agregó: "Es fundamental que sus derechos y necesidades en términos de protección estén en el centro de cualquier acuerdo para el regreso de las familias a Myanmar".
Hacinamiento. Miserables. Por la enfermedad.
— UNICEF ComitéEspañol (@unicef_es) 22 de enero de 2018
Estas son las condiciones #Rohingya familias viven.
El mundo debe hacer más.https://t.co/eWAY6GM2VM pic.twitter.com/bsdp2R84Al
Forsyth dijo que recibió informaciones sobre tiroteos e incendios al otro lado de la frontera por lo que afirmó: "Hasta que la seguridad y bienestar de todos los niños que vuelvan a Myanmar esté garantizada, es prematuro hablar de repatriaciones".
Las autoridades de Bangladés anunciaron el lunes un aplazamiento del inicio de las repatriaciones argumentando que había cosas pendientes, así lo dijo el comisario sobre Refugiados y Rehabilitación de ese país, Abul Kalam.
El gran campo de Kutupalong alberga a muchos de los 688.000 refugiados #rohingya que han huido del estado de Rakhine, en Myanmar. Las condiciones en los campos son indudablemente duras para estos niños y niñas. https://t.co/YiYJB6CKKT pic.twitter.com/zbZ1GniflU
— UNICEF ComitèBalears (@UNICEFBalears) 25 de enero de 2018
"Las condiciones en los campamentos son increíblemente duras", lamentó el funcionario y citó la "masificación, falta de agua limpia, medidas sanitarias y educación, lo cual tiene un riesgo particular en el caso de los niños".
Recalcó que mientras más tiempo pasen los menores sin educarse el riesgo de que pierdan la oportunidad de construir un futuro es mayor.
Más de 650.000 rohingyás cruzaron hacia Bangladés luego de una violenta represión del Ejército myanmarense tras ataques de milicianos rohingyás el 25 de agosto de 2017. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calificó como limpieza étnica la represión.