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A 110 años de la Revuelta de la Chibata, la rebelión representa un símbolo de lucha contra la discriminación.

A 110 años de la Revuelta de la Chibata, la rebelión representa un símbolo de lucha contra la discriminación. | Foto: Magreb2005

Publicado 22 noviembre 2020



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Los protagonistas del alzamiento naval fueron fundamentalmente negros y mulatos que representaban a la mayoría de la Marina militar brasileña.

Era noviembre de 1910. Día 22. Los marineros de la Marina de Guerra de Brasil, liderados por Joao Cándido, tomaron los modernos acorazados recién llegados de Inglaterra al país suramericano, y enfilaron los cañones hacia el Palacio Presidencial. Iniciaba así la histórica Revuelta de la Chibata, en Río de Janeiro, de la cual se conmemoran 110 años.

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Los protagonistas del alzamiento naval eran fundamentalmente negros y mulatos que representaban a la mayoría de la Marina militar brasileña. Joao Cándido tenía 30 años y comenzaba a ser conocido como el Almirante Negro.

Comandaba, junto a alrededor de 2.000 marineros, la también conocida Revuelta del Látigo, en la que exigían la eliminación de los castigos corporales de los que eran víctimas, producto del racismo imperante en la Armada y el país.

Los blancos representaban la clase rica y dominante en Brasil, los mulatos y negros eran sinónimo de pobreza y miseria.

Con los navíos de guerra en su poder, los marineros exigían también el aumento de los salarios, mejores condiciones en cuanto a alimentación y sanidad, así como el definitivo fin de la esclavitud que caracterizaba el trabajo en la Marina.

“Los marineros, ciudadanos brasileños y republicanos, no pudiendo suportar más la esclavitud en la Marina brasileña, la protección que la Patria no nos da, rompemos el negro velo que nos cubría ante los ojos del patriótico y engañado pueblo”, expresaron los protagonistas de la histórica rebelión contra la violencia y los maltratos del gobierno del presidente y mariscal Hermes da Fonseca.

El detonante de la revuelta había sido el castigo al marinero Marcelino Rodrigues, quien fue otra víctima del abuso corporal al recibir más de 200 latigazos por haber herido a un compañero.

En su mensaje al presidente brasileño, los marineros exigieron “los derechos sagrados que las leyes de la República nos facilita”, así como la retirada de “oficiales incompetentes” autores de los castigos, y el aumento de los sueldos. Esperaban una respuesta en un plazo de 12 horas si no se quería “ver a la patria aniquilada”.

Uno de los testigos de la Revuelta de la Chibata, Oswald de Andrade, recuerda cómo sucedieron los acontecimientos aquel 22 de noviembre de 1910: “La bahía lucía espléndida con sus cerros y ensenadas. Y vi en ella, frente a mí, buques de guerra, todos de acero, que se dirigían en fila hacia la salida del puerto. Reconocí al acorazado Minas Gerais que abría la marcha. Le seguían el São Paulo y otro más”.

Para el especialista en Ciencias Políticas de la Universidad Federal de São Carlos, João Roberto Martins Filho, la adquisición de estos modernos acorazados trajo consigo “condiciones industriales de trabajo y disciplina que chocaron con los castigos corporales aún vigentes en la Marina de nuestro país, desencadenando la rebelión”.

Los marineros aseveraron que bombardearían Río de Janeiro (capital de Brasil en la época) con las naves de guerra que habían tomado en la bahía de Guanabara, si las autoridades no respondían a sus reclamos. Por su parte, el presidente Da Fonseca prometió cumplir las demandas de los marineros con la condición de que entregaran los barcos y las armas.

El alzamiento naval culminó el 26 de noviembre, luego de que el parlamento de Brasil diera paso a una amnistía a quienes participaron en la revuelta y concediera la eliminación de los castigos corporales como medida disciplinaria de la Marina.

Por su parte, Cándido y sus seguidores aceptaron la propuesta del presidente, sin embargo, este ordenó la detención y el castigo de todos, algunos de los que fueron sometidos a trabajos forzosos en plantaciones insalubres en la Amazonía.

Entre los prisioneros estaba el líder de la Revuelta de la Chibata. Joao Cándido fue condenado a un año y seis meses de privación de libertad, y lo expulsaron de la Marina para hacerlo pasar por demente en el hospital de Alienados en 1912.

El Almirante Negro, Joao Cándido. Foto: Diario Causa Operaria.

“Su jefe, el negro Joao Cándido, inmediatamente ascendido al puesto de almirante, había demostrado ser un hábil conductor de buques. La rebelión tuvo el más infame de los desenlaces. El Congreso votó una amnistía, pero, estando presos los masacraron, y solo escapó el almirante Joao Cándido”, recordaba de Andrade.

En homenaje al alzamiento naval de 1910, cada 22 de noviembre, desde 2003, se conmemora en Brasil el Día de la Ciudadanía y de la Lucha contra la Discriminación.


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