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El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, rechazó en varias oportunidades la falsedad de las acusaciones sobre supuestos ataques.

El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, rechazó en varias oportunidades la falsedad de las acusaciones sobre supuestos ataques. | Foto: Cubadebate

Publicado 12 febrero 2021



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El Departamento de Estado reveló que no existe ninguna prueba de que Cuba estuviera detrás de los misteriosos problemas de salud que afectaron a los funcionarios estadounidenses.

El Departamento de Estado de los Estados Unidos (EE.UU.) reveló un informe desclasificado en el que se sugiere que la orden del expresidente Donald Trump de desmantelar la Embajada de La Habana a principios de 2018, como reacción a  supuestos “ataques sónicos” contra el personal diplomático, fue una “respuesta política plagada de mala gestión, falta de coordinación e incumplimiento de procedimientos".

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La información fue publicada en un medio de prensa internacional, donde se expone que no existe ninguna prueba de que Cuba estuviera detrás de los misteriosos problemas de salud que afectaron a los funcionarios estadounidenses, por que lo que la decisión presidencial de desactivar el funcionamiento de la Embajada bajo el pretexto de los supuestos ataques sónicos carecía de justificación. 

“El mecanismo de la causa de las lesiones es actualmente desconocido. Desconocemos el motivo de estos incidentes, cuándo comenzaron realmente, o quién lo hizo”, señala el informe desclasificado del Departamento de Estado redactado en 2018, luego de cuatro meses de trabajo.

El documento critica la actuación del exsecretario de Estado, Rex Tillerson, por no designar “a un alto funcionario como responsable general” de la investigación, y cuestiona “el excesivo secretismo” de la CIA por no compartir información con el Departamento de Estado, lo que “retrasó” la coordinación de una “respuesta adecuada”.

El informe niega que los diplomáticos norteamericanos sufrieran problemas de salud, pero establece que no era posible conocer las causas de lo ocurrido. Asegura que la reacción norteamericana fue deficiente, pues se “caracterizó por la falta de liderazgo de alto nivel, la ineficacia de las comunicaciones y la desorganización sistémica”, añade. 

El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, rechazó en varias oportunidades la falsedad de las acusaciones sobre supuestos ataques acústicos efectuados contra diplomáticos de Estados Unidos en La Habana. La maniobra sirvió de pretexto a la administración de Donald Trump para el retiro de parte de su personal diplomático en la capital cubana y dañar las relaciones entre ambos países, retomadas en 2015, tras 54 años de ruptura.


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