El presidente egipcio instó a la comunidad internacional a enfrentar juntos los efectos nocivos del cambio climático.
El presidente de Egipto, Abdelfatah El-Sisi, inauguró este lunes la vigesimoséptima Conferencia de las Partes de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP27) de Sharm el Sheij, con la elección del nuevo presidente de la misma, el ministro de Exteriores egipcio, Sameh Shukri.
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Durante el evento se reunirán más de 120 jefes de Estado y de Gobierno, con el objetivo de establecer una agenda, durante las jornadas de este lunes y martes.
La COP27 se celebrará desde este domingo hasta el día 18 de noviembre en Sharm el Sheij, ciudad en el sur de la península del Sinaí que se ha blindado para esta ocasión y donde se espera que reciba a más de 40.000 asistentes.
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Inauguración de la Cumbre de Líderes Mundiales en la Conferencia de la ONU sobre #CambioClimático.#COP27 https://t.co/YXYvtGpqvb
“Los desastres climáticos y el desabastecimiento energético han creado tensiones políticas que han tenido un profundo impacto en todos nuestros países, este encuentro no cesará en sus esfuerzos para obtener resultados tangibles, puesto que ya es hora de moverse de la fase de la negociación a la de implementar los compromisos adquiridos”, señaló el ´canciller egipcio.
Vale destacar que la sesión también estará presidida por con el secretario general de la ONU, António Guterres, quien señaló que “la única forma de poner fin a todo este sufrimiento de una autopista al infierno climático es que el mundo coopere”.
"La humanidad debe elegir: cooperar o morir".
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En la Cumbre de Líderes Mundiales de la #COP27, @antonioguterres, Secretario General de la @ONU_es, pidió un pacto histórico entre las economías desarrolladas y las emergentes "para evitar un #CambioClimático desbocado". pic.twitter.com/5K9WqqQ4ZY
La cumbre también relanzará el debate sobre los 100.000 millones de dólares que los países en desarrollo deberían recibir anualmente de los países ricos, mediante préstamos o donaciones, para luchar contra el cambio climático.
Así pues, la inclusión de este punto era una demanda de los países más pobres, especialmente vulnerables a las consecuencias del cambio climático, frente a las reticencias de los países ricos, históricamente los grandes emisores de gases de efecto invernadero.