Fallece el salsero puertorriqueño Héctor Tricoche

El salsero puertorriqueño Héctor Tricoche falleció este domingo a los 66 años en la ciudad de Springfield, Massachusetts, al este de Estados Unidos (EE.UU.).

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A través de las redes sociales del músico, su familia confirmó el deceso del intérprete, quien se hizo muy popular a partir de los temas “Lobo domesticado”, “Periquito Pin Pin” y “Doce rosas”.

Sus hijas Sandra, Glenda, Victoria y Patricia Tricoche, así como demás miembros de la familia, lamentaron la pérdida y agradecieron las muestras de solidaridad, cariño y respeto que les ha hecho llegar el público.

El salsero Víctor Manuelle expresó a través de la red social Facebook: “Triste noticia. Otro gran cantante de nuestro género que se nos va inesperadamente. Siempre me trató como un amigo, gran ser humano y cantante. Se nos fue el lobo domesticado. Vuela alto, Trico!!”.

El excantante de El Gran Combo de Puerto Rico, Charlie Aponte, manifestó que “perdimos uno de los cantantes de salsa más admirados por su forma única de interpretar los temas que cantó, con un estilo único y sobre todo con la pasión total que sentía por la música”.

Otro salsero boricua, Bobby Cruz, envió condolencias a la familia y destacó que, además de sus canciones, el mayor legado de Tricoche fue “su humildad y haber sido un gran ser humano”.

De acuerdo con medios puertorriqueños, la causa de su muerte podría estar vinculada con sus padecimientos del corazón. Tricoche tuvo que ser operado en múltiples ocasiones por afecciones cardiacas, incluidas cuatro intervenciones a corazón abierto.

Tricoche nació en julio de 1955 en Juan Díaz, municipio al sur de Puerto Rico. Según la prensa especializada, se dio a conocer con la orquesta La Primerísima de Tommy Olivencia, donde compartió escenario con Paquito Guzmán, Lalo Rodríguez y Frankie Ruiz.

El intérprete de temas también conocidos como “No me tires la primera piedra”, “No soy automático”, “Mujer prohibida”, “Ese soy yo” y “A corazón abierto”, entre otros, dejó a su paso por el género 15 álbumes, numerosos reconocimientos y plazas repletas de bailadores que hoy lo lloran como el grande que fue.