El mal que aqueja a Gobiernos neoriberales en Latinoamérica

Desde el año 2003 se celebra cada 9 de diciembre el Día Internacional Contra la Corrupción con el objetivo de frenar y eliminar a nivel mundial los actos de corrupción ejecutados por personas en cargos públicos y que usan estos para enriquecerse a costa de los demás.

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La Organización de Naciones Unidas (ONU) calcula que cada año se paga un billón de dólares en sobornos y se roban 2,6 billones de dólares anuales mediante la corrupción, suma que equivale a más del 5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.

Este año, el mensaje de las Naciones Unidas por el Día Internacional de la Corrupción es “Recuperarse con integridad”. La máxima enfatiza que, únicamente con medidas eficaces para mitigar la corrupción, será posible lograr una mejor recuperación; al mismo tiempo destaca que la recuperación inclusiva del Covid-19 sólo puede lograrse con integridad.

América Latina continúa como la región con los niveles más altos de corrupción según el Barómetro Global de la Corrupción, elaborado por Transparencia Internacional, organización que desde hace 25 años mide el grado de este delito presente en el sector público de 180 países y territorios.

Brasil país que se le debe prestar especial atención

La corrupción sigue siendo uno de los mayores obstáculos para el desarrollo social y económico en Brasil. Después de las elecciones de 2018, el gigante suramericano experimentó una serie de retrocesos en su marco legal e institucional contra la corrupción.

Entre estos retrocesos se incluye una orden de la Corete Suprema que, virtualmente, paralizó el sistema contra el lavado de dinero en Brasil y una investigación ilegal contra los agentes de la ley.

Entre los casos más actuales se encuentran los asociados al presidente Jair Bolsonaro y sus interferencias en las instituciones asociadas a la anticorrupción y la aprobación en el Congreso de una legislación que amenaza la independencia de los agentes que hacen cumplir la ley.

Chile y sus disímiles casos

El período de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) fue notorio en casos de corrupción pero, al no existir independencia de poderes, no hubo posibilidad de investigación.

El más famoso de aquel período fue el conocido como "pinocheques". En 1989 el dictador emitió tres cheques a favor de su hijo, Augusto Pinochet Hiriart, para la compra por parte del Estado de una empresa que estaba en quiebra por una suma de casi 3.000.000 de dólares.

El caso Penta fue otro que abrió la caja de Pandora en los temas de corrupción, dinero y política en el país suramericano. Sus controladores, Carlos Délano y Carlos Lavín estuvieron 46 días en prisión preventiva por ser considerados un peligro para la sociedad.

El resultado de este caso supuso un triunfo del Ministerio Público en una audiencia de formalización que fue seguida por miles de personas. A pesar de su negación, figuras emblemáticas como Pablo Zalaquett, Jovino Novoa o Iván Moreira estaban en la mira por el financiamiento ilegal de la política.

Escándalo Odebrecht

Se estima que se gastaron cerca de 32.5 millones de dólares en sobornos a funcionarios y contratistas en Colombia. Odebrecht es una firma brasileña que pagó millonarias coimas en Colombia y otros 11 países para quedarse con grandes proyectos de infraestructura. Hasta el momento solo han sido condenadas 5 personas y otras 74 continúan siendo procesadas.

Colombia también ubica en su larga lista de sucesos corruptos al escándalo Fidupetrol, con una cantidad de 500 millones de dólares. Víctor Pacheco fue el abogado de la empresa Fidupetrol, que entregó dicha cifra a magistrados de la Corte Constitucional para que le dictaran un fallo de tutela favorable. Tanto él como Hélber Otero, gerente de esa sociedad, fueron condenados a dos años de prisión.