Unicef reitera que los Gobiernos deben garantizar que los niños tengan entornos seguros de aprendizaje en casa, e implementar planes para abordar los impactos de la pandemia.
Con el fin de contener la propagación de contagios por el nuevo coronavirus, en algunos países se han mantenido las medidas restrictivas implementadas desde el comienzo de la pandemia, mientras evalúan alternativas para garantizar la realización de actividades suspendidas por la emergencia, como la enseñanza a los niños.
LEA TAMBIÉN:
Cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) refieren que, desde abril de 2020, el 91 por ciento de los estudiantes del mundo han sido afectados por el cierre de escuelas debido a la Covid-19.
“Debido al cierre de escuelas, los alumnos se están perdiendo mucho más que el aprendizaje de libros de texto: más allá, académicos y estudiantes se están perdiendo la interacción social que tienen con sus compañeros y maestros que son esenciales para su bienestar”, refiere el organismo.
Queremos #Reimaginar el mundo para los niños y así evitar que la pandemia por #COVID19 se convierta en una crisis a largo plazo para los niños, especialmente los más vulnerables: los que se ven afectados por la pobreza, la exclusión o la violencia familiar https://t.co/PMNRIEn2AL pic.twitter.com/AbXMjs4B1q
— UNICEF ComitéEspañol (@unicef_es) May 13, 2020
Asimismo, el reinicio de clases presenciales podrían aplazarse por unas cuantas semanas más en varios países, por lo que Unicef propone una serie de recomendaciones para que los niños puedan aprender de forma segura.
Unicef reitera que los Gobiernos deben permitir una respuesta integral entre sectores para prevenir y responder a la violencia en y a través de entornos de aprendizaje a distancia, mientras que los trabajadores sociales deben estar habilitados y apoyados para continuar brindando servicios esenciales a los menores de forma remota o en persona, donde sea posible hacerlo de manera segura.
En cuanto al uso de la tecnología, se debe explorar las maneras de proporcionar protección confidencial y servicios de apoyo psicosocial, teniendo en cuenta las diferentes necesidades y vulnerabilidades de los diferentes grupos de niños debido al género, edad, discapacidad y otros factores.
Al mismo tiempo, las autoridades deben garantizar que los niños tengan entornos seguros de aprendizaje en casa, e implementar planes para abordar los impactos a corto y largo plazo que tendrá la pandemia en su seguridad.
Al elaborar planes de aprendizaje a distancia, se deben priorizar soluciones en escenarios sin tecnología para llegar a los más rezagados.
De igual forma, incluir el desarrollo de conocimientos y habilidades clave de padres, niños y maestros, a través de la tecnología de la radio, televisión o telefonía móvil, que respondan a necesidades de diferentes grupos de niños y diferentes contextos.
Todos los planes de estudio escolares, incluidos los que se imparten de forma remota, deben contener medidas de prevención de la violencia, el apoyo psicosocial, las actividades de aprendizaje social y emocional que integran la resiliencia en la crisis.
Estas medidas deben ser sensibles al género y accesibles para los niños con necesidades diferenciadas
Unicef considera que los maestros deberían ser alentados a mantener un contacto apropiado con los niños a través de mensajes o registros telefónicos en situaciones de cierre de escuelas y proporcionar o mantener servicios de asesoramiento escolar.
Para ello, será necesario establecer o adaptar códigos de conducta claros para guiar estas interacciones, así como proveer a los maestros “de apoyo y capacitación adecuados para cumplir con este importante papel”.
Los estudiantes deben continuar empoderados e involucrados en el desarrollo de programas y actividades entre pares, enfatiza Unicef.
Como una forma efectiva de generar apoyo entre los niños y ayudar en la prevención de la violencia, podrían participar en un formato virtual de clubes escolares, bajo la guía apropiada de los maestros.
Asimismo, las escuelas deben continuar interactuando con los padres y cuidadores, y mantener la comunicación regular para brindar asesoramiento, recursos y apoyo sobre mecanismos de afrontamiento positivos para prevenir la violencia contra los niños.