Más de 1.500 personas, incluidos niños, han sido hospitalizadas por inhalar los gases rociados en sus hogares y escuelas en este país de en África Oriental.
Desde el pasado diciembre, al menos 50 personas han muerto por extraños ataques con gases venenosos en Zambia.
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El mandatario del país, Edgar Lungu, confirmó que los ataques comenzaron en la provincia minera de Copperbelt, extendiéndose gradualmente a la capital y afectando a más de mil personas en total.
Condenó, además, que esta práctica se haya trasladado a las zonas rurales, pero advirtió a quienes los elaboran, “corren el riesgo de enfrentar la ira de la ley”.
Sobre el tema, el primer presidente de Zambia tras su independencia, Kenneth Kaunda, llamó al fin de los ataques con gases tóxicos contra viviendas y edificios públicos, así como a los linchamientos de sospechosos.
El exmandatario reclamó el mes pasado el apoyo a los esfuerzos puestos en marcha por el actual presidente para hacer frente a la situación.
Por otra parte, tanto la oposición política como diversos grupos han rechazado que se les culpe por los ataques con gases