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Organizaciones sociales advierten de nuevos derrumbes en la zona del proyecto Hidroituango

Organizaciones sociales advierten de nuevos derrumbes en la zona del proyecto Hidroituango | Foto: Alcaldía de Medellín

Publicado 15 enero 2019



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El proyecto hidroléctrico ha causado daños ambientales y desalojos de familias. Ahora, el cierre de la compuerta 2 de casa de máquinas amenaza con el desborde de la presa.

El proyecto hidroeléctrico Hidroituango, considerado el más importante de Colombia, está enmarcado en una tensa situación social por el desplazamiento de familias y el asesinato de líderes sociales, que se oponen a la infraestructura energética.

Desde el inicio de la construcción de la obra han ocurrido derrumbes y taponamientos de los túneles, que amenazan con inundaciones y más desplazamientos.

Los riesgos para las comunidades siguen vigentes, pues este miércoles 16 de enero se realizará el cierre de la compuerta 2 de casa de máquinas, lo que mantiene la alerta máxima en todos los niveles.

Además, el pasado 27 de diciembre se halló una socavación o vacío en la montaña al hacer excavaciones exploratorias en casa de máquinas, lo que obligó a tomar medidas preventivas.

Nuevos riesgos de Hidroituango 

Con las actividades actuales en la hidroeléctrica han surgido nuevos escenarios de riesgo para las comunidades, entre ellos:

1. Vórtices en la zona de captación que podrían afectar la estabilidad de las rejillas, generar un efecto cascada en los pozos de presión y hacer incontrolable el flujo del agua.

2. Vacíos dentro del macizo rocoso con acumulación de agua y evidencia de presión.

3. Variación de los niveles de agua dentro de casa de máquinas del proyecto.

4. Bajos niveles de agua en el embalse.

5. Reducción del caudal mínimo de aguas abajo del embalse.

6. Afectación ecológica por disminución del caudal.

7. Problemas con el suministro de agua a las comunidades por insuficiencia en las bocatomas.

Antecedentes de riesgos

De acuerdo al estudio realizado por el profesor Germán Vargas Cuervo, Geólogo del Departamento de Geografía, de la Universidad Nacional de Colombia, el colapso de la presa hidroeléctrica arrasaría por lo menos con una decena de municipios, afectando a más de 200 mil personas aguas abajo y unas 180 mil aguas arriba.

El 28 de abril del año pasado, el taponamiento de uno de los túneles de descarga obligó a que los habitantes de al menos cinco comunidades del bajo Cauca se mantuvieran en alerta por una futura crecida del río.
 
El 30 de abril una nueva obstrucción por lodo, rocas y troncos  en la entrada del mismo túnel, alarmó de nuevo a la comunidades antioqueñas. 

A pesar de las acciones emprendidas por el Gobierno y la empresa, las comunidades afectadas han indicado que existen riesgos de nuevos deslizamientos de tierras que llevarían  a que repitan los incidentes anteriores.

Desplazamiento de comunidades 

El Movimiento Ríos Vivos junto a organizaciones de derechos humanos han denunciado que desde la puesta en marcha de la obra en 2009 se han efectuado desalojos “de forma violenta” contra las comunidades que se encuentran en los territorios afectados por el proyecto de la hidroeléctrica.  

Según datos de Ríos Vivos 500 familias han sido forzadas a abandonar sus territorios por parte de los organismos de seguridad del Estado colombiano. Además, no han contado con ninguna opción, como reubicación, mejores condiciones de vida, asistencia legal, entre otras garantías.

La acción de desalajo en ocasiones ha generado persecuciones y hostigamientos por parte de la Policía Nacional que en reiteradas ocasiones ha utilizado el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) para desalojar por la fuerza a las comunidades. 

Las comunidades cercanas al complejo Hidroituango también se han visto afectadas económicamente, pues sus actividades tradicionales de barequeo y pesca fueron alteradas desde el inicio de la construcción de la hidroeléctrica.

En entrevista para el medio colombiano Contagio Radio, la integrante de Ríos Vivos, Isabel Cristina Zuleta, manifestó que desde la Gobernación de Antioquia los líderes y lideresas de diferentes comunidades han recibido amenazas contra sus vidas.

Destrucción ambiental

Las denuncias del movimiento social y otras organizaciones no se restringen a la situación de las comunidades desplazadas, pues han alertado sobre la tala indiscriminada.

La magnitud del proyecto hidroeléctrico ha llevado a la deforestación de 4.500 hectáreas de bosque seco tropical afectando diferentes especies de flora y fauna. De acuerdo con el libro Biodiversidad 2015 del Instituto Alexander Von Humboldt, sólo queda el 8 por ciento de los 9 millones de hectáreas de ese ecosistema.

Fosas comunes 

También han advertido que en la zona de la obra puede haber alrededor de 700 cuerpos enterrados en fosas comunes, que serían víctimas del conflicto armado. Pero la hidroeléctrica sepultaría para siempre la posibilidad de que las familias encuentren a sus seres queridos desaparecidos.

Desde Voces de Ríos han denunciado que no ha habido un esfuerzo institucional por hacer un registro de las personas desaparecidas en la zona de influencia de Hidroituango.

Por una parte, el Centro de Memoria Histórica ha manifestado que en la zona se encuentran alrededor de 643 víctimas de desaparición forzada. Por otra, el Registro Único de Víctimas ha contabilizado 622 víctimas, mientras que Registro Nacional de Desaparecidos ha manifestado que tiene el dato de 343 desaparecidos allí.

Ríos Vivos sostiene que de continuar con la obra y el llenado del embalse los cuerpos corren el riesgo de desaparecer definitivamente. “Esperamos que se proteja el derecho de las familias a encontrar los cadáveres de sus seres queridos. Para eso tenemos una audiencia programada para el 8 de mayo con el procurador general de la nación y otra en la Corte Interamericana de Derechos Humanos para el 9”, aseguró el movimiento.


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