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La Constituyente chilena, salida del estallido popular de 2019, contará con representación indígena propia y conformación paritaria, en cuanto a género.

La Constituyente chilena, salida del estallido popular de 2019, contará con representación indígena propia y conformación paritaria, en cuanto a género. | Foto: Twitter: PCChile

Publicado 18 mayo 2021



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La nueva Constitución estará redactada por una asamblea paritaria en la cual habrá importantes cambios institucionales.

La Asamblea Constituyente de Chile quedó conformada tras las elecciones del pasado domingo donde se eligieron a los 155 asambleistas, quienes ahora deberán escribir la nueva Carta Magna para el país austral y aunque hay consensos en algunos temas, en otros tantos, se prevé una profunda discusión. 

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La elevada presencia de las dos grandes listas opositoras, la del Apruebo Dignidad y Lista del Apruebo, las cuales superan los dos tercios de los 155 escaños de la convención y tendrán, de facto, el control de la misma, permitirá concebir una Constitución que dé salida a algunas de las principales demandas planteadas por el pueblo desde las calles de Chile a finales de 2019.

Hasta ahora la Carta Magna chilena de 1980, ha sido modificada en varias ocasiones. No obstante, es todavía para muchos herencia de la tiranía militar de Augusto Pinochet (1973-1990) y un texto que legitima la poca implicación del Estado a la hora de ofrecer los servicios más básicos a la ciudadanía.

Según un estudio revelado por un medio local chileno, existe una amplia mayoría entre los constituyentes que estaría a favor de rebajar el poder presidencial, por lo cual se propone o bien un sistema mixto con la inclusión de un primer ministro, o disminuir las facultades del actual jefe del Estado.

Solo una pequeña parte se inclinaría por un modelo parlamentario. Arrojando que, de igual manera, podría darse consenso en mantener un período presidencial de cuatro años, sin relección inmediata.

Los cambios en el poder ejecutivo tendrían un correlato en el diseño parlamentario, pues sin bien desde hace casi 200 años el congreso chileno ha sido bicameral, los nuevos constituyentes se inclinan por una asamblea unicameral.

Tales cambios en el legislativo se trasladan, de igual manera, a la instancia judicial, en particular al Tribunal Constitucional.

Otro asunto a dilucidar será la autonomía del Banco Central, la cual, según parece, se mantendrá en la nueva Constitución.

La postura mayoritaria de los constituyentes se inclina hacia un modelo de Carta Magna con ampliación de derechos en todos los ámbitos, entre ellos se incluiría el acceso, protección y distribución del agua como un derecho fundamental y un bien nacional de uso público.

En el mismo sentido, la nueva Constitución, según la postura pública de la mayor parte de los elegidos, deberá considerar que el Estado garantice y provea el acceso igualitario y universal a la vivienda digna acorde al tamaño de su núcleo familiar y en barrios de calidad.

Un cambio esencial en la conformación del nuevo Estado chileno sería el reconocimiento constitucional a los pueblos originarios, quienes cuentan con representación propia en la Asamblea y la transició,  desde la actual forma, hacia un Estado plurinacional, demanda de vieja data en el país sudamericano.

La Carta Magna chilena será la primera Constitución de Latinoamérica redactada por una asamblea paritaria en cuanto a género que prevé introducir, a su vez, una enmienda que atribuya al Estado el deber de velar por la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, así como una normativa que sancione la discriminación arbitraria y que impulse la igualdad salarial.


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