Celestino Córdova cumple 80 días en huelga de hambre en Chile

El machi Celestino Córdova, autoridad espiritual del pueblo Mapuche Yeupeko en Chile, lleva 80 días en huelga de hambre tras ser condenado a 18 años de prisión por el caso del matrimonio Luchsinger Mackay, quienes fallecieron en 2013 en un incendio.

Córdova ha pedido a la Justicia chilena que le permitan visitar su rehue (altar sagrado de los mapuches) por 48 horas para renovar su energía, pero la solicitud ha sido negada.

Medios locales reseñaron que, según el médico tratante Nelson Reyes, el estado de salud del machi es crítico y el domingo tuvo una pérdida de conciencia ocasionada por "los cambios en sus niveles de glicemia".

“Este síntoma se suma a la arritmia que se le detectó hace aproximadamente un mes y a un probable cuadro de resistencia a la insulina”, precisó el especialista, quien agregó que Córdova ha perdido más de 24 kilos.

Representantes de la comunidad mapuche se concentraron frente a la cárcel de Temuco, donde está recluido, para denunciar la poca disponibilidad de las autoridades a evaluar los casos de presos políticos. Además, convocaron a una movilización a las 19H00 (hora local) por los presos políticos.

“Denunciamos al Estado de Chile, que ha sido inoperante, a sus instituciones que no quieren dialogar y no quieren conversar respecto a este tema, nosotros creemos que hoy día, no solamente depende de nosotros los que estamos fuera de la cárcel si no que depende todos nosotros”, aseveró la indígena Xinema Kumelica.

Demanda del pueblo Mapuche

Córdova pertenece a la comunidad de Yeupeko, en la región de La Araucanía (centro), y es el único condenado por la muerte del empresario Werner Luchsinger y de su esposa Vivianne Mackay, ocurrida en 2013 en un incendio. La defensa ha reiterado que el caso es un montaje.

 

El machi inició la huelga de hambre el pasado 13 de enero para denunciar la persecución y violencia que mantiene el Estado y las fuerzas de seguridad contra el pueblo Mapuche.

Asimismo, exigen garantizar el derecho a ejercer libremente su propia creencia espiritual y ceremonial, así como la restauración de sus tierras, indemnización y compensación por los daños causados durante años, y la absolución de todos los perseguidos política y judicialmente por causa mapuche.

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