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Presidentes latinoamericanos e instancias de integración regional se han pronunciado contra las exclusiones de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, calificó este martes a la Cumbre de las Américas de fracaso, producto del desprestigio moral de la política exterior estadounidense y “la crisis de su sistema hegemónico panamericanista”.
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A través de su cuenta en la red social Twitter, el canciller cubano señaló que nuestra América, en referencia a las naciones que no comparten la política imperial de la cumbre, “cambió y solo acepta una relación de igualdad y respeto mutuo, sin injerencias, ni exclusiones”.
Cuba, Venezuela y Nicaragua fueron excluidas de participar en la cita que sesiona desde este lunes en la ciudad de Los Ángeles, California, lo cual provocó disímiles reacciones en varios presidentes de la región.
Los mandatarios de México, Bolivia y Honduras confirmaron que tampoco asistirán ante la política discriminatoria por parte de Washington, que impidió participar a los legítimos representantes de tres países.
El fracaso de la Cumbre de Los Ángeles es el reflejo del desprestigio moral de la política exterior de EEUU y la crisis de su sistema hegemónico panamericanista.#NuestraAmérica cambió y solo acepta una relación de igualdad y respeto mutuo, sin injerencias, ni exclusiones.
— Bruno Rodríguez P (@BrunoRguezP) June 7, 2022
La Red de Defensa de la Humanidad, la Comunidad del Caribe (Caricom), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), el grupo de Puebla, y la Comunidad de Estados Americanos y Caribeños (Celac), también se pronunciaron en contra de la decisión.
En este sentido, el presidente de Argentina, Carlos Fernández, confirmó este lunes su presencia en la cumbre como representante de la Celac, para llevar la voz de las naciones excluidas.
En las últimas semanas, han trascendido declaraciones de los presidentes de las naciones excluidas, condenando el carácter antidemocrático y arbitrario del evento, y manifestando su desinterés en participar.
La novena edición de la cumbre inició con reuniones entre representantes de la sociedad civil, el sector privado y otros encuentros previos al segmento de alto nivel.
Observadores internacionales coindicen en que el evento se organizó con poca transparencia por parte de Estados Unidos; por la manera en que negoció un llamado Plan de Acción en salud y de resiliencia de las Américas hasta el 2030; que presenta carencias respecto a las demandas reales de las naciones del continente.
