EE.UU. se convirtió en el país con mayor cantidad de contagios en el mundo.
El Gobierno de Estados Unidos ha expulsado a unos 10.000 inmigrantes desde el inicio de la crisis por el nuevo coronavirus, publicó este jueves el diario The Washington Post.
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De acuerdo con el rotativo, el presidente Donald Trump se amparó para estas acciones en las normas de emergencia adoptadas para evitar la propagación del virus.
Según el Post, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés) tiene hoy a menos de 100 personas bajo su custodia, cifra que contrasta con las casi 20.000 detenidas para este mismo periodo del año pasado, cuando se desató lo que el Gobierno calificó como crisis fronteriza.
“Los que están indocumentados o no tienen documentos o autorización son rechazados", dijo el comisionado interino de la CBP, Mark Morgan, citado por el periódico.
Según estimó, las expulsiones rápidas han hecho retroceder en un 56 por ciento los cruces hacia territorio estadounidense. De tal modo, la inmigración irregular está en su punto más bajo en décadas.
Continúan llegando cientos de deportados desde EE.UU y no hay puestos de control en las fronteras ni en las ciudades para evitar el Coronavirus. La ciudadanía exige que el ejército abandone los cuarteles y apoye con la vigilancia en las fronteras. @ConexiontlSUR pic.twitter.com/bpeLL8QnNO
— Rolanda García H. (@rolandatelesur) April 10, 2020
Asimismo, con las medidas de contención cerraron las puertas a los solicitantes de asilo. No obstante, Morgan defendió que "no se trata de inmigración", sino de salud pública y de "presentar estrategias agresivas de mitigación y contención".
Al respecto, expertos aseguran que lo que sucede en la frontera es una tragedia. La catedrática de Derecho del Boston College Kari Hong advirtió que EE.UU. está abandonando su "compromiso legal de dar asilo a las personas cuyas vidas están en peligro en otros países".
Por otra parte, la codirectora de la coalición Families Belong Together Paola Luisi asevera que la administración estadounidense usa la pandemia como pretexto para avanzar en una agenda de supremacía blanca sin tener en cuenta el bienestar de los niños y las familias.