Un total de 3 mil 415 estadounidenses decidieron renunciar ser ciudadanos de ese país durante el año 2014, lo que supone un aumento de 14 por ciento en relación a la cantidad de renuncias registradas en 2013.
El aumento representa hasta 15 veces el número de renuncias en relación al año 2008, cuando solo 213 personas renunciaron a su ciudadanía según los datos del Servicio de Impuestos y el Ministerio de Finanzas de EE.UU.
Expertos atribuyen esta decisión a la política fiscal del país que incluye complicados trámites de impuestos que significan el pago por asesorías de contadores y expertos, lo que supone un gasto adicional de hasta mil dólares.
También el rechazo a nuevas normas legales que obligan a los estadounidenses a revelar los ingresos obtenidos en el exterior ya que no sólo pagan impuestos cuando residen en ese país, sino también como ciudadanos, independientemente de dónde vivan. Sin embargo, motivaciones personales, familiares y políticas también figuran como razones para renunciar.
A partir del 6 de septiembre del año pasado, el Departamento de Estado cuadruplicó la tasa que hay que pagar en caso de renunciar a la ciudadanía estadounidense, el monto ascendió de 450 a 2 mil 350 dólares.
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