La edición 51 del Super Bowl se disputará el próximo domingo 5 de febrero entre los Patriotas de Nueva Inglaterra y los Halcónes de Atlanta. Y como todos los años es noticia por lo caro de su accionar; esta vez presenta las entradas más caras entre los eventos deportivos del mundo.
El evento anual de la Liga de Fútbol Nacional (NFL por su sigla en inglés) es una de las fiestas deportivas más esperada del fútbol americano. Todos los años el evento atrae millones de dólares en publicidad, derechos de transmisión y ganancias para la liga y para los jugadores.
Aunque los boletos oficialmente cuestan entre 850 y mil 800 dólares, la NFL no vende las entradas de manera directa. En su lugar estos se reparten entre los dos equipos finalistas (17 por ciento), el equipo de la ciudad donde se encuentra el estadio (5 por ciento) y los clubes de la liga (29 equipos con 1 por ciento cada uno). El 25 por ciento de los boletos que resta se venden a los patrocinantes.
Considerado uno de los más grandes espectáculos deportivos del mundo, la final de la NFL recibe las cifras de audiencia más altas en las cableras. Pero la única forma de ver la final de la NFL en el estadio es a través de la reventa de boletos o de paquetes muy costosos.
The Lombardi Trophy has arrived in Houston! #SB51 pic.twitter.com/9k1ICU7qXi
— Super Bowl (@SuperBowl) 29 de enero de 2017
Estos boletos repartidos suelen sortearse entre los fanáticos abonados para la temporada. La NFL rifa otro número pequeño de boletos a los hinchas. Sin embargo, la mayor parte de los boletos termina en un mercado de reventa para el público general.
El boleto más barato en la reventa cuesta dos mil ochocientos cincuenta dólares. El mercado de reventa no es ilegal en Estados Unidos. De hecho la NFL tiene una página oficial de “intercambio” de entradas manejado por Ticketmaster. Ahí los boletos para el Super Bowl LI son revendidos por precios que oscilan entre tres mil seiscientos y 13 mil dólares.
El año pasado el valor promedio fue de cuatro mil ochocientos dólares. El promedio más caro de la historia para cualquier evento deportivo en el mundo. Este año la demanda es sorpresivamente alta, especialmente entre los fanáticos de los Halcónes de Atlanta.