La sequía que afecta a Venezuela a causa del fenómeno de El Niño ha puesto al descubierto las ruinas del pueblo Potosí del estado Táchira (suroeste), el cual fue expropiado hace 32 años para construir una represa.
En 1984, el gobierno del expresidente Jaime Lusinchi decidió construir el Desarrollo Hidroeléctrico Uribante Caparo, que condenó a la extinción al pueblo de Potosí.
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Sumergidas en las profundidades del Embalse Uribante a mil 100 metros sobre el nivel del mar, se encuentran las ruinas de Potosí, un lugar mágico, condenado a dejar de existir para dar paso a una represa que contribuiría con el desarrollo regional.
Los pobladores de aquel pueblo andino nunca contaron con electricidad y por ende les costaba entender que su extinción, en contra de su voluntad, era necesaria para que lejos de allí, otros sí tuvieran energía eléctrica.
Actualmente, este pequeño pueblo quedó totalmente descubierto tras la sequía que ha traído el fenómeno El Niño.
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Pero esta no es la primera vez que el pueblo reaparece, desde 1998, los cambios climáticos han hecho que en tres oportunidades las ruinas se visualicen.
El pueblo de Potosí era pequeño y de espíritu productivo. Estaba emplazado en pleno corazón del municipio Uribante. Sus pobladores eran gente humilde, laboriosa y conservadora que trabajaba en el campo. Su fundación se remonta a mediados del siglo XIX y tenía un almacén, un dispensario, una escuela, prefectura, plaza y su iglesia.
En contexto
Venezuela enfrenta una grave emergencia producida por la naturaleza. Los calores extremos y la sequía causada por el fenómeno El Niño han afectado en gran medida el embalse Guri, la segunda central hidroeléctrica más grande de América.