Con normalidad y con una afluencia a las urnas del 14,22 por ciento durante las primeras cuatro horas de votación, se desarrollan las elecciones generales en Bosnia-Herzegovin.
En la jornada, los más de tres millones de bosnios llamados a votar elegirán a los tres miembros (serbio, croata y musulmán) de la Presidencia colegiada del país, además de escoger a sus representantes ante el Parlamento de entre los 65 partidos políticos, 24 coaliciones y 24 candidatos independientes.
Los electores puede elegir a candidatos que pertenecen a una de las etnias existentes en el país a saber: Bosniacos (musulmanes), serbobosnios (ortodoxos) y bosniocroatas (católicos), o simplemente en bosniacos, serbios y croatas y tienen la oportunidad de seleccionar a uno de los 17 candidatos para copresidentes entre ellos diez bosniacos, tres serbios y cuatro croatas.
Un jubilado de Sarajevo explica su frustración: “No espero nada, nada. Cada vez va a ser peor, la gente está decepcionada. Sólo quería cumplir con mi deber cívico, sólo voto por quedarme satisfecho conmigo mismo”.
Dubravka, una profesora, se suma al descontento: “Necesitamos que suban las pensiones y que nuestros jóvenes tengan empleo”.
Y es que 20 años después del final de la guerra, la frustración es mayoritaria entre los votantes, en gran medida debido al complicado sistema de reparto del poder entre las tres comunidades, heredado de los acuerdos de paz.
Así lo explicó el politólogo Jan Zlatan Kulenovic: “La percepción de los ciudadanos es que no hay un solo partido político que no ostente el poder en algún lugar. No puedes culpar ni castigar a nadie en concreto porque no puedes identificar quién tiene poder verdaderamente, sobre todo en los últimos 4 años”.
A estas elecciones concurren hasta 65 partidos. El gobierno del país es federal y lo presiden 3 representantes, uno de cada grupo étnico. Los partidos se agrupan siguiendo esas barreras étnicas.
Las recientes encuestas dan ventaja al presidente del mayor partido musulmán (SDA), Bakir Izetbegovic, quien aseguró la creación de 300 mil nuevos empleos, si gana la mayoría de los votos.
La corrupción y el paro son los otros dos problemas acuciantes del país. La tasa oficial de desempleo es del 27,5 por ciento pero se estima que la cifra real roza 44 por ciento. Durante esta campaña los partidos serbios, que representan a 37 por ciento de la población han pedido abiertamente la independencia.
En febrero, violentas manifestaciones antigubernamentales sacudieron el país. Los descontentos incendiaron edificios del Gobierno en cinco ciudades, así como la sede de la Presidencia del país en Sarajevo, la capital.
El Banco Central (BC) espera ahora un crecimiento por debajo del 1 por ciento en el año en curso.