Las pandillas que operan en El Salvador están modificando su forma de hacer dinero por las mismas vías ilegales, adquiriendo líneas de transporte urbano, concretando negocios con panaderías o minicomercios en los mercados y hasta exigiendo participación política.
Este viernes, el fiscal general de ese país, Luis Martínez, explicó que las maras quieren recuperar el terreno que perdieron durante el gobierno del presidente Mauricio Funes y ahora buscan obtener réditos fijos intensificando el amedrentamiento y la extorsión contra la ciudadanía.
De acuerdo con la policía salvadoreña, los homicidios redujeron significativamente durante el período de tregua, de hecho, descendió el número de secuestros y extorsiones, fuente principal de ingreso fortuito de las maras.
Sin embargo, Matínez asegura que estas estructuras delincuenciales buscan recuperar el control territorial, lo que les permite implicarse en actividades del narcotráfico, así como en la extorsión y secuestro.
Entre el 1 de enero y el 1 de marzo de 2014 se registraron 501 asesinatos, 106 más que los contabilizados en el mismo período del 2013, reveló la policía salvadoreña
En el primer trimestre del año, más de 50 por ciento de los homicidios que se cometieron en el país se atribuyeron a las pandillas, y 35 por ciento de las víctimas corresponde a miembros de esas estructuras criminales.
El fortalecimiento de la maras les ha llevado a buscar infiltrarse en instituciones como la Policía Nacional Civil y la Fuerza Armada, y de esta manera adquirir mayor cantidad de armas de guerra.
Martínez recalcó que el modus operandi de las pandillas ha ido mutando, tanto así que pretenden "hasta participar en cuestiones políticas". No obstante, son pocos los medios que hurgan en el surgimiento de las pandillas y el por qué de sus razones. La mayoría de los medios de comunicación en El Salvador se encuentran en manos en poderosas familias y grupos empresariales ligados con el partido de derecha Arena.
El presidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, presentó en agosto de este año el Plan de Policía Comunitaria en San Salvador (capital) con el propósito de reducir la violencia que es principal problema del país.
En la modalidad de la Policía Nacional Civil (PNC), trabajará en labores de prevención y de seguridad. Consiste en una asociación estratégica entre la policía y las comunidades para detectar los problemas de inseguridad que afectan a las mismas y buscar una solución articulada.
“A través de la filosofía de la Policía Comunitaria vamos a demostrar que la policía tiene una gran incidencia en procesos de pacificación y seguridad. Recordemos que unidos podemos hacer más”, subrayó Sachéz Ceréan tras anunciar el plan que espera disminuir el delito en más de 50 por ciento.
Parte yankee
En las primeras maras que se conformaron en El Salvador influyó la mano de Estados Unidos. La guerra civil, durante la cual EE.UU. enviaba al gobierno salvadoreño 1 millón de dólares diarios, arrojó a miles fuera de sus fronteras. Muchos se vieron obligados a huir al Norte con sus familias (emigraron) y esta condición aunada a la pobreza dio a los jóvenes el camino de la violencia.
Los Ángeles es una ciudad plagada de bandas callejeras, tanto que se le conoce como la capital mundial del hampa, pues ha acogido estructuras criminales temibles que se han extendidos por Latinoamérica. Todas las pandillas callejeras de EE.UU. están bajo la influencia de las pandillas de las prisiones, lo que deja dudas más dudas acerca de la acción de las autoridades en las prisiones legales.
Actualmente, dentro de las maras abundan las líderes femeninas, son mujeres que generalmente deciden vivir en la calle y se entregan a la delincuencia para sobrevivir. La mayoría de las investigaciones así lo certifican, el centro vital de los jóvenes está en los barrios, aunque muchos pernoctan en sus casas
“En Guatemala un 80 por ciento de los miembros pasa la noche en su casa y en El Salvador un 90 por ciento. Es significativo que una tercera parte ya tiene sus propios hijos y un 38 por ciento de las muchachas pandilleras ya son madres, resalta un investigación de la revista Envío.