El padre mexicano Alejandro Solalinde, activista y defensor de los Derechos Humanos de los migrantes, declaró este viernes, en exclusiva para el diario El Universal de ese país, que un testigo de los hechos violentos del 26 de septiembre en Iguala, asegura que los 43 estudiantes que permanecen desaparecidos fueron quemados vivos.
El sacerdote contó que estuvo conversando con testigos directos que le narraron que los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa estando “heridos fueron quemados”. El padre no quiso revelar la identidad de su fuente porque “su vida peligra”, aseguró.
"Ojalá me demostraran que soy un mentiroso".
Alejandro Solalinde
El activista por los Derechos Humanos explicó que su fuente no quiso denunciar por miedo. “Hay gente que sabe mucho de ahí mismo (...), saben muchas cosas, están aterrados, tal vez después sí lo van a hacer, yo creo que eso no tarda mucho”, aseveró.
“Ojalá me demostraran que soy un mentiroso, que los 43 normalistas están vivos, pero sé que no será así”, insistió a la vez que criticó al gobierno de Guerrero (sur) por manipular los hechos con fines políticos y electorales.
“Iría con mucho gusto y desde ahorita le invito al Gobierno a que me demuestre que estoy mintiendo. Yo le reviro (reto) (al procurador), le digo que demuestren lo contrario, que presenten a los jóvenes y que digan por qué los desaparecieron, y si no están muertos como es la información que recibí, que digan la verdad”, señaló.
¿Quién es Alejandro Solalinde?
Es un sacerdote católico mexicano defensor de los Derechos Humanos de los migrantes, fundador del albergue “Hermanos en el Camino” en Oaxaca, colindante con Guerrero, que proporciona asistencia humanitaria e integral, además de orientación a los migrantes de Centro y Suramérica.
Es también Premio Nacional de Derechos Humanos de México 2012 y la mayor figura de la Iglesia católica que trabaja por los derechos de los migrantes indocumentados en México.
Es uno de los líderes humanitarios mexicanos que denunció la masacre de 72 migrantes, perpetrada por traficantes en agosto de 2010 en Tamaulipas (noreste).
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