El ministro de Salud de Brasil, Marcelo Castro, dejó su cargo a la orden del Gobierno de la presidenta brasileña Dilma Rousseff que enfrenta un golpe de Estado bajo la figura de juicio político, según denuncian movimientos sociales y analistas políticos.
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La renuncia de Castro fue anunciada por medio de un decreto en el Diario Oficial y se produce en un momento en el que Brasil lucha contra el zika, un virus transmitido por el mosquito del Aedes aegypti y que ha encendido las alarmas en el país después de que algunos estudios lo relacionaran con el aumento de casos de microcefalia.
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El político es militante del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), fuerza liderada por el vicepresidente Michel Temer, quien rompió alianza con el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) pero no renunció porque es el primero en la línea de sucesión si prospera el juicio político contra la jefa de Estado.
El secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), Pablo Gentili, aseguró que con el golpe de Estado bajo la figura de juicio político en contra de Rousseff, se busca establecer "un Gobierno de hipócritas profundamente antidemocrático, corrupto y con perspectivas de políticas muy inciertas para el país".
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Gentili afirmó que un eventual gobierno del actual vicepresidente Michel Temer enfrentaría resistencias muy activas por parte de las organizaciones populares, de trabajadores y de estudiantes.