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Las estrategias importadas de la guerra fría perderán vigencia y todo el proceso formativo de las fuerzas armadas deberá apuntar a estrategias para alimentar la paz.

Las estrategias importadas de la guerra fría perderán vigencia y todo el proceso formativo de las fuerzas armadas deberá apuntar a estrategias para alimentar la paz. | Foto: EFE

Publicado 28 agosto 2016



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Para Colombia ha llegado el tiempo de mostrar que la política es una herramienta superior a la guerra para solucionar los conflictos en grandes intereses.

Rodrigo Londoño, conocido como “Timochenko”, el máximo líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), declarará este domingo, desde La Habana, Cuba, el cese al fuego definitivo por parte de la insurgencia, el cual entrará en vigor desde las 00H00 del 29 de agosto, mismo momento en el que también el Ejército de ese país acatarán la misma medida, tal como lo decretó en días pasados el presidente Juan Manuel Santos.

A partir de entonces comenzará a regir el cese al fuego bilateral y definitivo en la nación suramericana, lo que para Colombia se traduce en un paso contundente que dirigirá al país por el camino de paz que pondrá fin a más de medio siglo de conflicto armado y social.

>> FARC-EP anuncia cese al fuego definitivo este domingo

El Acuerdo para el Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral Definitivo, así como la dejación de armas y las garantías de seguridad y lucha contra las organizaciones criminales responsables de homicidios y masacres, es una puerta para alcanzar la paz en un país que para 2014, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), era la segunda nación, después de Siria, con mayor desplazados en el mundo.

EL DATO: Se estima que por el conflicto unas 220 mil personas han muerto y más de 6 millones han sido desplazadas por la violencia. Según Amnistía Internacional, cerca del 14 por ciento del territorio del país ha sido abandonado u ocupado forzosamente.

>> Claves del cese bilateral al fuego entre el Gobierno de Colombia y las FARC

Los líderes representativos de la FARC-EP tienen en visibilizado en su horizonte perspectivas similares ahora que no solo la fuerza insurgente se ha comprometido a la dejación de armas, sino que también se ha anunciado el cierre de las negociaciones con el Gobierno colombiano.

Finalmente se ha firmado un preacuerdo de paz que fue presentado ante el Congreso para la pronta activación del plebiscito en el que el pueblo colombiano podrá decidir si está o no de acuerdo con el documento de más de 200 páginas que ambas partes definieron en la mesa  de diálogo y que cuenta con el respaldo internacional de Cuba como espacio para el diálogo, Noruega y Venezuela como garantes de este y la ONU como observador. 

>> Colombia: Cada vez más cerca de conquistar la paz

¿Qué implica el cese bilateral y definitivo para Colombia?

Según parámetros internacionales, el cese bilateral y definitivo al fuego significa que las partes involucradas en un conflicto armado, bien sea interno o entre dos países, acuerdan la terminación definitiva de las acciones militares y de cualquier hostilidad entre ellos. En la práctica, esto no solo implica el silenciamiento de los fusiles, pues Colombia también debe aprender a poner fin a la costumbre de ejercer la violencia como un medio para hacer lucha política.

En el plano concreto, el Estado debe asumir frente a la nación el reconocimiento de su participación en la creación del paramilitarismo y la permisividad con sus estructuras, propiciando un clima en el que la violencia política y las continuas violaciones de los derechos humanos eran cuestión cotidiana.

La insurgencia, por su parte, también debe aceptar que en el desarrollo de la guerra y el recrudecimiento de ésta para hacerse escuchar en sus reclamos, se han presentado acciones que han dejado víctimas civiles, por lo que deben estar dispuestos a la reparación integral y a un compromiso de no repetición de las victimizaciones de un lado ni del otro.

>> FARC y Gobierno colombiano trabajan en acuerdo final de paz

Mientras el Estado ha de comprometerse a combatir más a los grupos paramilitares y a esclarecer cómo funcionan, además, debe supeditar el orden militar al orden civil, para de este modo evitar el hostigamiento de posibles unidades de las fuerzas militares a los grupos insurgentes. La insurgencia a su vez deberá comprometerse a no reclutar más hombres para su fuerza armada.

El Estado también deberá eliminar el reclutamiento forzoso, bajo la figura de servicio militar obligatorio, y en cambio apostar por el servicio social como una alternativa. Pero también deberá hacer una revisión profunda de las doctrinas de seguridad con la que por años ha formado a las fuerzas armadas colombianas. Los modelos extranjeros de la guerra fría ya no servirán. Las tácticas de guerra perderán vigencia.

Se deberá crear una doctrina militar acorde a una realidad de postguerra y sustentada el acuerdo de paz. El momento será para la acción conjunta de recomponer el equilibrio, hablar de paz y entender que la lucha política o la solución de los conflictos de grandes intereses ya no se desarrollen por medio de las armas. Ahora la política demostrará ser superior a la guerra.

 >> Gobierno colombiano y FARC siguen avanzando por la paz

¿Qué garantizará su éxito?

Para que el cese bilateral y definitivo funcione eficazmente se ha creado una misión tripartita para su verificación, así como para observar el proceso de dejación de armas por parte de la FARC-EP. Para el analista y escritor colombiano Alfredo Molano, una de las claves es que el cese fuera verificable objetivamente ya que una vez firmado el acuerdo los mecanismos de su aplicación no avanzarían de inmediato.

Para ello se ha establecido un mecanismo de monitoreo y verificación tripartito, con representantes del Gobierno (compuesto por la fuerza pública), las FARC-EP y una misión política, no armada, de las Naciones Unidas (ONU), esta última integrada principalmente por observadores de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

>> ONU y CELAC verificarán postacuerdo de paz en Colombia

Respecto a las zonas de campamentos, es decir, los sitios específicos donde se concentrarán los integrantes de la FARC-EP, Molano ha señalado que estos deben estar alejados de las zonas de conflicto con el Ejército de Liberación Nacional y del paramilitarismo, con el fin de garantizar la seguridad de los presentes. miembros de las FARC.

La misión tripartita se encargaría no solo de velar por la seguridad de los integrantes de las FARC-EP concentrados en estos campamentos, sino también de garantizar que todo el armamento entregado a la ONU por parte de estas fuerzas insurgentes sea debidamente destruidos en un plazo de 150 días después de firmado el Acuerdo Final de Paz.

>> Los mitos sobre el proceso de paz

En contexto
Desde noviembre de 2012 Colombia vive un momento histórico. El Gobierno colombiano, liderado por Juan Manuel Santos, y las FARC-EP iniciaron negociaciones para terminar con el conflicto armado interno que se ha desarrollado por más de 50 años; y que para el 2014 colocó al país como el segundo país, después de Siria, con mayor número de desplazados en el mundo.
Para hacerle frente a este problema, el Gobierno de Colombia y las FARC-EP han alcanzado importantes avances en las negociaciones durante los últimos tres años con acuerdos sustanciales en los puntos de la agenda: Política de desarrollo agrario integral, Participación política, Solución al problema de las drogas ilícitas, Fin del conflicto, Víctimas e Implementación, verificación y refrendación.

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