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El recién nombrado primer ministro de Irak, Haidar al Abadi, tiene la obligación de formar un nuevo gobierno de unidad nacional, capaz de frenar la violencia del Estado Islámico que controla el norte y oeste del país.
Tras la salida sorpresiva de Nuri al Maliki, auspiciada por Estados Unidos, Al Abadi tendrá que integrar a la unidad nacional, pues Irán también le retiró el apoyo a su antecesor.
La comunidad internacional, entre los que destaca la Unión Europea (UE), Francia y Gran Bretaña, la Liga Árabe y Arabia Saudita, saludaron el nombramiento de Al Abadi.
Entre tanto, el conflicto se agudiza por la intervención de Washington, que ahora dota de armas a los kurdos para que combatan a los sunitas, a quienes, los bombardeos de EE.UU. no han logrado debilitar.
Al Maliki aislado
Pese a repudiar la decisión del Parlamento de designar a Al Abadi como jefe de Gobierno, Al Maliki no ha dejado de estar al frente de las fuerzas militares iraquíes, que seguirán al mando del nuevo primer ministro, una vez asuma su cargo.
Aislado, indignado y con intenciones de demandar por lo que considera una violación a la Constitución, el ministro saliente pidió a las Fuerzas Armadas de Irak que se mantengan al margen de la crisis política.
