De acuerdo con medios británicos, las recientes operaciones militares de Rusia en Siria, podrían ser atacadas por algunos estados del Golfo Pérsico que apuestan a la salida del presidente Bashar al Asad.
Las informaciones reseñadas por la prensa Occidental aseguran que las potencias regionales han canalizado fondos, armas y otro tipo de apoyo a los grupos rebeldes de Siria (Estado Islámico), con el fin de hacer frente también a uno de los aliados de su principal rival, Irán.
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Algunos analistas creen que estas naciones pueden aumentar su ayuda militar a los grupos de la oposición siria, aunque no serían los más favorecidos, pues Turquía ha visto bloqueado sus intereses por las tensiones internas en el caso de los kurdos, mientras que Arabia Saudita y Catar prefieren darle larga al conflicto en Yemen y en Siria por los recursos estratégicos de éstas.
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A pesar de este panorama, autoridades saudíes declararon durante los primeros bombardeos antiterroristas, que el compromiso es derrocar al presidente sirio, al Asad. “No hay futuro para Bashar en Siria”, sentenciaron.