El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, anunció el pasado jueves que suspenderá las negociaciones con el Nuevo Ejército del Pueblo (NEP) tras los recientes ataques de la agrupación comunista a las fuerzas de seguridad del país.
"Ya no quiero hablar con ellos. Han matado a muchos de mis soldados, han matado a muchos de mis policías", afirmó el presidente en declaraciones difundidas por varias televisiones del país.
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Duterte se expresó durante una visita a las tropas que desde hace casi dos meses se enfrentan a grupos terroristas aliados al autodenominado Estado Islámico en la ciudad de Marawi, al oeste de la isla de Mindanao, en el sur del país.
El mandatario instó a los soldados a estar listos para reorientar sus acciones hacia el NEP cuando concluya la crisis de Marawi, donde terroristas resisten la ofensiva del Ejército en un conflicto que suma ya 565 muertos.
Las palabras del mandatario filipino se producen después de que el martes unos 50 guerrilleros comunistas hirieran a cuatro agentes de seguridad de la presidencia tras tender una emboscada a su convoy en Mindanao.
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El Gobierno y representantes del ilegalizado Partido Comunista de Filipinas, brazo político del NEP, negocian desde abril para sentar las bases de una paz definitiva, aunque de momento las conversaciones no han dado frutos y ambas partes han protagonizado enfrentamientos armados.
El conflicto entre el NEP -que cuenta con unos 6.000 combatientes regulares según estimaciones- y el Estado filipino dura ya más de cuatro décadas y media, y ha causado al menos 30.000 muertos.