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El gobierno de Portugal celebró este viernes los 40 años de la instauración de la democracia en medio de protestas lideradas por los llamados capitanes de la Revolución de los Claveles, quienes consideran que las actuales políticas de recortes dictadas por la troika en el país, son tan agobiantes como el yugo del régimen que cayó en 1974.
Con el lema "¡El 25 de abril está en la calle, la lucha continúa!", manifestantes de los principales sindicatos y partidos de izquierda reafirmaron en la avenida de la Libertad de la capital (Lisboa) -donde se conmemoraban los actos de celebración del Gobierno-, que la política de recortes llevada a cabo en el país, a cambio de los fondos otorgados por la "troika" (Unión Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo), traiciona los ideales de aquella gesta.
"Tenemos ahora la libertad en Portugal, pero la política es ultraliberal, dictada por la troika", denunció Antonio Nabais, de 76 años, militante antifascista que pasó más de cinco años de su vida en las cárceles de la dictadura, torturado por la policía política.
No obstante el primer ministro Pedro Passos Coelho calificó como "afortunada coincidencia" la última visita de revisión de cuenta que hicieron el martes representantes de la troika, pues a su juicio, la conmemoración de los 48 años del fin de la dictadura se da “prácticamente al mismo tiempo que concluimos nuestro programa de ayuda económica", agregó.
El 25 de abril de 1974, los portugueses pasaban página a 48 años de una dictadura dirigida por Antonio Oliveira Salazar hasta 1968 y luego por su sucesor Marcelo Caetano.
La instauración de la democracia fue de par con numerosas conquistas sociales: libertad de expresión, instauración de un sueldo mínimo, derecho de huelga, elecciones libres, seguro de salud para todos, igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
En 1986, el país entra en la Unión Europea (UE) y experimenta un desarrollo económico sin precedentes, que se ve frenado por el sobreendeudamiento. La nación se sume entonces en una crisis que en 2011 le conduce a pedir ayuda financiera a la Unión Europea (UE) y al Fondo Monetario Internacional (FMI).
El coronel Vasco Lourenço, uno de los principales jefes del movimiento de los capitanes, afirmó que "haría falta una especie de nuevo 25 de Abril, que vuelva a dar esperanza a la gente (...) es necesario un cambio, eso seguro, pero debe hacerse siguiendo las reglas democráticas", recalcó.
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