Las fuerzas de seguridad de Turquía lanzaron gases lacrimógenos y cañones de agua para acabar la manifestación que decenas de personas realizaron en la ciudad de Esmirna por el accidente ocurrido en una mina en el oeste del país este martes.
Los protestantes fueron reprimidos por la policía cuando gritaban que el Gobierno es el responsable de la tragedia que cobró la vida de más 230 obreros.
Al momento de la explosión 787 trabajadores se encontraban dentro del pozo que luego se derrumbó. Aún centenares de mineros aún permanecen atrapados.
Mas temprano, unos 20 mil manifestantes que salieron a las calles de esta ciudad turca, en huelga de 24 horas para reclamar por uno de los peores accidentes industriales del país, fueron dispersados por los efectivos de seguridad con gases tóxicos y bombas de agua.
El presidente de la Confederación de Sindicatos Revolucionarios de Turquía (DISK), Kani Beko, resultó herido y fue hospitalizado tras una violenta acción policial.