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El papa Francisco destacó este lunes el acercamiento entre Estados Unidos (EE.UU.) y Cuba, países que recientemente anunciaron su intención de restablecer relaciones luego de más de medio siglo de conflicto diplomático.
Para el sumo pontífice, el diálogo entre ambos países “edifica y construye puentes” y celebró la decisión de Washington y La Habana de "poner fin a un silencio recíproco que ha durado medio siglo".
En diciembre pasado, en un anuncio simultáneo, los presidentes de Cuba y EE.UU. Raúl Castro y Barack Obama, confirmaron el restablecimiento de las relaciones bilaterales, rotas hace 50 años por la Casa Blanca en su afán de presionar para el derrocamiento del Gobierno Revolucionario.
En un discurso televisado, Raúl Castro recordó que las negociaciones con EE.UU. no significarían que Cuba claudicara en sus principios políticos y sociales, y reiteró la exigencia de su país por el levantamiento del bloqueo impuesto sobre la isla desde 1961 y que le ha causado pérdidas por 116 mil millones de dólares, así como graves afectaciones a sus sistemas de salud y educativo.
También el primer papa latinoamericano se congratuló por "los esfuerzos realizados para lograr una paz estable en Colombia" y se felicitó por la decisión de Estados Unidos de cerrar la controvertida cárcel de Guantánamo, en Cuba.
Pese a haber sido una de las promesas centrales de su primera campaña por la presidencia de EE.UU. En 2008, cinco años después, Obama no ha cumplido con la clausura de este recinto, denunciado internacionalmente como un centro de tortura.
Una guerra mundial
El papa Francisco condenó a los que cometen masacres en nombre de Dios y dijo que el mundo está sumido en la oscuridad y azotado por una guerra mundial librada por partes.
En un discurso antes de partir rumbo a Sri Lanka y Filipinas, Francisco se refirió a "la trágica masacre que ha tenido lugar en París estos últimos días", sobre el ataque al semanario Charlie Hebdo y un supermercado kósher en París ocurridos la semana pasada y que causaron 17 muertos y varios heridos.
En lo que ya ha definido como “la cultura que rechaza al otro”, el sumo pontífice se mostró preocupado por el mundo, cada vez más dominado por las guerras, emigración, soledad, pobreza y "modernas esclavitudes".
Francisco concluyó su discurso con un llamado a la paz y recordó el 6 de agosto de 1945, cuando la "humanidad asistió a una de las catástrofes más tremendas de su historia", el lanzamiento por parte de EE.UU. de la bomba atómica sobre Hiroshima, Japón, que mató instantáneamente a unos 700 mil civiles.
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