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Increíblemente en 1909, E.M. Foster creó un mundo "ficticio" de computadoras y videollamadas.

Increíblemente en 1909, E.M. Foster creó un mundo "ficticio" de computadoras y videollamadas. | Foto: Getty

Publicado 26 mayo 2016



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La obra data de 1909 y fue la única incursión de Edward Morgan Forster en la ciencia ficción. Aunque si la hubiera escrito hoy día tal vez ya no se trataría de pura fantasía.

El mundo futurístico retratado por el escritor británico E. M. Forster en su cuento de ciencia ficción La máquina se detiene resulta muy familiar en la actualidad. Las personas se comunican entre sí a través de pantallas, las interacciones cara a cara se han convertido en algo extraño, y el conocimiento y las ideas se comparten a través un sistema que vincula cada hogar. 

Lo asombroso de la historia es que ese mundo no fue imaginado por un escritor contemporáneo, sino por un autor más bien conocido por sus novelas sobre clases sociales e hipocresía, como Una habitación con vistas (1908), Howard´s end (1910) —también conocida en español como Regreso a Howard´s End o La mansión— o Pasaje a India (1924).  

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Sinopsis 

La novela cuenta la historia de una madre y un hijo en un mundo postapocalíptico, donde la gente vive en cápsulas individuales subterráneas, descritas como "celdas de abejas", y cubren sus necesidades gracias a una máquina que lo abarca todo. 

Se trata de un mundo en el que viajar no es muy habitual, los habitantes se comunican a través de pantallas de video y la gente se ha vuelto tan dependiente a la Máquina que han comenzado a adorarla como a un ser viviente. 


Adaptación 

Neil Duffield, quien adaptó la historia para el escenario del Teatro Real de York (Reino Unido) dice que resulta "bastante extraordinario" la tecnología moderna que predice la obra y cómo analiza los efectos que esta tendrá en los usuarios. 

"E.M. Forster predijo la era de Internet en una época en la que la radio todavía no era un fenómeno de masas". 

"Habría parecido muy descabellado en ese momento, cuando la gente ni siquiera usaba teléfonos. Y eso lo hace más relevante ahora que en su época; estaba anticipando tecnologías como internet y Skype", dice Duffield. 

"Y predijo con impresionante precisión el efecto que la tecnología tendría en nuestras relaciones personales, en nuestros cuerpos y en nuestra filosofía y cultura", expone el dramaturgo. 

La directora de la obra, Juliet Forster (no es familiar del autor), fue quien presentó la obra a Duffield para que la adaptara al teatro. Forster aseguró que se sintió cautivada por la novela a fines de la década de 1980 y "año tras año, gana más relevancia".  
"E.M. Forster tenía un enorme conocimiento sobre la naturaleza humana y sobre cómo nos adaptaríamos y perderíamos parte de nosotros mismos a través de la tecnología (...) Plantea la pregunta sobre cuán lejos vamos a llegar para permitir que la tecnología sea en lo que confiamos para funcionar".

Por su parte, Howard Booth, de la Universidad de Manchester, experto en la obra de Forster, aseguró que aunque la historia es fascinante, sus ideas sobre la naturaleza humana son más importantes que las predicciones tecnológicas.

"Predijo toda esa tecnología, y cómo los humanos reaccionamos a ella; eso es lo que me fascina", admitió.

"La gente lo lee y dice: 'Mira, hubo alguien que hace más de 100 años imaginó el mundo de Internet y los celulares inteligentes y muchos de los problemas a los que nos enfrentamos por vivir inmersos en la tecnología y no prestar atención al mundo que nos rodea'".  

Futurista  

Booth manifestó que Forster decidió escribir una historia de ciencia ficción por varias cosas "Forster estaba pensando más en religión; no en cristianismo ortodoxo, sino en un sentido espiritual, de contacto con el mundo natural. Él cree que las cosas en la vida moderna cada vez van más por ese camino (...) Y esos problemas de la vida moderna también estaban impidiendo que las personas conectaran entre sí".

Agregó que "también es una reacción a una visión eufórica sobre la ciencia y el progreso que, junto a otros escritores de su época, asocia especialmente a H.G. Wells". 

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