En su primer discurso tras el golpe contra la mandataria brasileña Dilma Rousseff, el interino Michel Temer dijo que asumió el Gobierno después de la decisión "democrática y transparente del Congreso".
Con esta declaración, Temer busca dejar de lado la denuncia de golpe de Estado disfrazado de juicio político contra la presidenta Rousseff, quien fue separada de su cargo sin pruebas contundentes. Temer dijo ante sus ministros, que en su gobierno refutará a quienes lo tildan de "golpista”.
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En el discurso transmitido por cadena de radio y televisión, atacó a Rousseff mientras hablaba de reconciliación nacional.
Temer aseguró que modificará la ley del trabajo para garantizar la creación de nuevos puestos de trabajo. Según el mandatario interino, la propuesta ofrece la flexibilidad de los derechos laborales previstos por la negociación colectiva para proporcionar seguridad jurídica sobre el capital y relación laboral.
En su discurso, Temer prometió que no va a terminar los programas sociales, que va a dar facilidad a la inversión privada y extranjera. Las nuevas afirmaciones de Temer tienen como objetivo limpiar la imagen del Gobierno interino.
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El mandatario interino de Brasil inició este jueves su primera gira internacional en China donde participará en la Cumbre del Grupo de los Veinte (G-20). Temer volverá a dejar el país a mediados de septiembre cuando participe en la Asamblea anual de Naciones Unidas, en Nueva York.
En contexto
El golpe de Estado contra Dilma Rousseff, oculto tras un juicio político, se consumó el pasado miércoles cuando el Senado voto a favor de la destitución y separación del cargo a la actual presidenta.
El golpe comenzó a gestarse en 2015, bajo la figura de juicio político conocido como impeachment, por haber supuestamente "maquillado" cuentas públicas a través de las llamadas "pedaladas fiscales".
Desde el inicio del golpe a Rousseff, organizaciones y movimientos sociales, trabajadores, estudiantes comenzaron a movilizarse en apoyo a la mandatario y a la democracia.
Los movimientos en apoyo a Rousseff denunciaron que tras el juicio político lo que había era un intento de golpe de estado a la democracia y a las instituciones del Gobierno.