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Con 1.802 contagios confirmados en el país, las familias más pobres han tenido que asumir iniciativas comunitarias ante la desatención gubernamental.

Con 1.802 contagios confirmados en el país, las familias más pobres han tenido que asumir iniciativas comunitarias ante la desatención gubernamental. | Foto: EFE

Publicado 6 mayo 2020



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La administración de facto amplió hasta el 10 de mayo el estado de emergencia sanitaria en el país.

Líderes, diputados y otras voces señalan la falta de pruebas para diagnosticar el Covid-19 y el acceso a las mismas en Bolivia.

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A su vez, organizaciones sociales han denunciado que el Gobierno de facto de Jeanine Áñez se enfoca en frenar las elecciones constitucionalmente aprobadas para un plazo de 90 días.

El personal de la salud boliviano ha evidenciado la carencia de recursos de bioseguridad para atender a los pacientes, como mascarillas, batas, guantes, entre otros.

Según medios locales, médicos, enfermeras y técnicos han protagonizado protestas para exigir más recursos y hacer frente a la pandemia con el objetivo de preservar su vida y la de los enfermos.

El expresidente Evo Morales dijo al respecto en su cuenta de Twiiter que después de más de tres meses, el Gobierno de facto no garantiza ni pruebas ni equipos de protección. “Ambos son indispensables para combatir la pandemia”, denunció Morales.

Por otra parte la exministra de Salud Ariana Campero aseguró que en Bolivia no se hacen pruebas a casos asintomáticos, ni a médicos y la mayoría de los pacientes no puede acceder a la prueba PCR. “Para saber si tienes Covid-19, debes ser rico o ser familiar del gabinete de la presidenta de facto, Jeanine Añez”, enfatizó.

En el país han comenzado a emerger las llamadas “ollas comunes”, un alivio para muchos bolivianos a los que la cuarentena complica aún más su situación precaria en ciudades como Santa Cruz.

Se trata de sitios en los que se cocinan grandes volúmenes de alimentos para familias pobres. Una olla puede tener a la espera a 460 comensales de lunes a viernes. Se preparan entres turnos para evitar aglomeraciones.

Los habitantes de esas comunidades han llamado a las autoridades a no olvidarse de ellos. Las ollas comunes dependen de la solidaridad de familias que pagan de su bolsillo el arroz o las verduras para la cocción.

Asimismo, se critica la imposición de una cuarentena total que no tiene contemplada la atención a las personas con bajos recursos económicos o impedidas de conseguir su sustento para sobrevivir.

Sin embargo, iniciativas de ciudadanos como la de los sectores campesinos del Trópico de Cochabamba, entrega alimentos a los más necesitados.

Por el contrario, el Gobierno cerró la entrada de combustible a esa región, lo que impide que se lleve la ayuda hasta los que la demandan.


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