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Escena del grotesco crimen en Madrid.

Escena del grotesco crimen en Madrid. | Foto: EFE

Publicado 23 junio 2016



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El exfiscal antidrogas de Perú estuvo vinculado al caso de una empresaria peruana que fue presuntamente fue asesinada por narcotraficantes de Israel en 2006.

Un sicario cuyo objetivo era asesinar a un exfiscal de Perú en Madrid aparentemente se equivocó y en su lugar degolló a una mujer, mató a un hombre de un hachazo a la cabeza y otro de un golpe fuerte también a la cabeza, informaron varios medios locales este jueves.

El incidente se produjo el jueves en la tarde, y se supo de éste luego que los vecinos llamaron a los bomberos alertando sobre un incendio, ya que el asesino presuntamente prendió fuego a un cesto de basura con la aparente intención de borrar las huellas de su grotesco crimen.

Las tres víctimas eran personas indocumentadas de origen cubano, según reportaron La Razón y Tele Cinco. Otro medio, aseguró que la tercera víctima era de Ecuador.

El hecho ocurrió en un despacho de abogados, dijo EFE, y de allí, el caso se torna complicado, ya que implica al verdadero blanco del crimen, el exfiscal antidrogas de Perú, Víctor Joel Salas Coveñas, quien estuvo vinculado al caso de Myriam Fefer, quien de acuerdo al El Comercio de Perú, debía una fuerte cantidad de dinero a un cártel de drogas de Israel.

Fuentes de la investigación le dijeron a EFE que Salas, quien desde el despacho sobre la calle Marcelo Usero, en un barrio de inmigrantes latinoamericanos y chinos, hacía trámites de extranjería.

EFE dijo que en sus días de fiscal en Perú, Salas llevó causas de secuestros y tráfico de drogas, entre otras.

El exfiscal está siendo interrogado por agentes de homicidios de Madrid, quienes mantienen como línea principal de investigación el ajuste de cuentas o una venganza.

De acuerdo a medio noticioso El Español, una mujer identificada como Esmilda, de nacionalidad colombiana, llegó a las 6 de la tarde con su cuñado paquistaní hasta el bufete llamado Euroasia, y que estuvieron esperando a que les abrieran la puerta hasta las seis y media.

"Insistimos pero nadie nos atendía", relató la Esmilda. Agregó que a las 6:30 llegó Salas Coveñas y que les abrió el portal, y "nos dijo, 'mientras yo aparco la moto, vosotros subid'".

La testigo cuenta que Salas se mostró muy nervioso, "tanto que no podía abrir ni su propia puerta.

Él era un manojo de nervios porque no atinaba a abrir la puerta. Tuvo que ser mi cuñado quien lo hiciera".


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