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La comunidad internacional no ha reconocido los resultados de las elecciones por falta de garantías. Nkurunziza se impuso con un 69 por ciento de los votos.
El presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, fue juramentado este jueves en el cargo para asumir su tercer mandato por cinco años más, pese a las diversas manifestaciones que se registraron en el país africano que causaron la muerte de más de 80 personas.
Esta acción se cumple a pesar de que los protestantes se niegan a la medida, amparándose en el el artículo 99 de la Constitución de Burundi, el cual establece que “El Presidente de la República es elegido por sufragio universal y directo para un mandato de cinco años renovable sólo una vez”.
Aunado a ello, los observadores de la Organización de Naciones Unidas (ONU) informaron que las elecciones no fueron ni libres, ni creíbles, además alegaron que las mismas se dieron en un ambiente que no era propicio para el proceso electoral.
Nkurunziza fue investido como presidente en una ceremonia celebrada en Buyumbura en medio de fuertes medidas de seguridad y ante la ausencia de diplomáticos occidentales.
La ceremonia fue anunciada sólo unas horas antes, según informó uno de los miembros del Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia (CNDD-FDD), partido que lidera el mandatario.
El mandatario burundés le pidió a las más de 160 mil personas que han huido del país por miedo a la represión política que regresen a la nación.
“Ellos huyeron a causa de 'rumores falsos' difundidos por los 'enemigos', por lo que pidió a las organizaciones de la sociedad civil y a los grupos religiosos que dejen de interferir en la política”.
Burundi todavía sigue viviendo episodios de violencia. En los últimos días fue asesinado un excoronel del Ejército y jefe del Estado Mayor durante la guerra civil (1993-2005), Jean Bikomagu, así como el exjefe de Inteligencia de Burundi, Adolphe Nshimirimana, hombre de confianza del mandatario.
