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Los representantes del Gobierno filipino y los rebeldes sellarán en Oslo, alto al fuego definitivo.

Los representantes del Gobierno filipino y los rebeldes sellarán en Oslo, alto al fuego definitivo. | Foto: EFE

Publicado 26 agosto 2016



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Desde su llegada al poder en junio de 2016, Rodrigo Duterte, ha adelantado conversaciones con los líderes del Partido Comunista de Filipinas para poner fin a la lucha armada en el país asiático.

El Gobierno filipino y el Frente Democrático Nacional de Filipinas (NDFP), que representa a la rebelión comunista, acordaron en Oslo (Noruega), convertir en permanente el alto al fuego unilateral declarado por las fuerzas rebeldes hace cinco días.

La firma del compromiso se llevará a cabo tras una declaración de los representantes del Gobierno y del NDFP a las 09H00 horas GMT según lo informado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega, el acto contará con la presencia del ministro de Asuntos Exteriores noruego, Børge Brende.

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Convertir el alto el fuego en permanente era uno de los temas incluido en el programa de las conversaciones adelantadas en la capital noruega, otros de los puntos de discusión entre las partes era la amnistía para los presos comunistas y la instauración de mecanismos que garanticen el fin del enfrentamiento.

Tanto el Gobierno como el NDPF habían expresado al momento de instalarse la mesa de diálogo, su esperanza de poder cerrar un acuerdo a corto plazo y el jefe de la delegación gubernamental, Silvestre Bello, habló incluso de un año.

A la declaración de un alto al fuego temporal por parte de la insurgencia filipina respondió el Gobierno con una medida similar, para crear un clima "positivo" que ayude a la resolución de un conflicto armado que en casi medio siglo ha costado la vida a 30 mil personas.

Las conversaciones de Oslo implican reanudar un proceso paralizado desde la ruptura de las anteriores negociaciones, en 2013, por la negativa del entonces presidente, Benigno Aquino (2010-16), a excarcelar a los negociadores comunistas.

El Partido Comunista de Filipinas fue creado en 1968 como una organización política clandestina con el objetivo principal de derrocar al Gobierno. El Nuevo Ejército del Pueblo (NPA), su brazo armado, fue establecido en 1969, cuenta con unos seis mil combatientes regulares y lleva cerca de 45 años alzado en armas

Desde que Rodrigo Duterte, ganó las elecciones presidenciales filipinas en mayo de 2016, el Ejecutivo y los rebeldes han acercado posturas e intercambiado gesto de buena voluntad.

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El Gobierno ha liberado a unos 20 prisioneros pertenecientes al NPA, entre ellos a los líderes Benito y Wilma Tiamzon, presentes en la mesa de Oslo, aunque deberán regresar a prisión al término de las negociaciones.


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