En 1816 los escritores Lord Byron, Mary Shelley, John Polidori y el poeta Percy Bysshe Shelley se reunieron en la mansión de Villa Diodati (márgenes del Lago de Ginebra) en un verano poco alentador, sin sol y con un cielo lleno de oscuridad.
Se dice que durante estos encuentros surgieron Frankenstein o el moderno Prometeo, de Shelley, y la mítica figura del vampiro (Drácula).
El volcán indonesio Tambora entró erupción en 1816 y cubrió el cielo de nubes de ceniza y de azufre. El fenómeno natural coincidió con los tres días que permanecieron reunidos Mary Shelley y su esposo y, en ese tiempo, recitaron junto a sus amigos los relatos del Phantasmagoriana.
"En el verano de 1816 visitamos Suiza y nos convertimos en vecinos de Lord Byron. (...) Pero resultó ser un verano húmedo y desagradable, la lluvia incesante nos impedía con frecuencia salir de casa", explica Shelley en el prólogo de Frankenstein sobre los motivos de su creación.
"Unos volúmenes de historias de fantasmas, traducidos del alemán al francés, cayeron en nuestras manos. No he vuelto a leer aquellas historias desde entonces, pero permanecen frescas en mi mente, como si las hubiese leído ayer. 'Cada uno de nosotros escribirá una historia de fantasmas', explicó Lord Byron, y su propuesta fue aceptada. Éramos cuatro", agregó.
De esta manera Frankenstein trascendió en el tiempo y se convirtió en un clásico. No sólo inspiró numerosas obras literarias, sino también dejó una huella en el cine y en el arte, cuyas piezas intentaron capturar la atmósfera creada por Shelley.