Una meca cultural en Francia es la librería La Hune, ubicada en el barrio Saint-Germain-des-Prés, en París (capital), que cerró sus puertas definitivamente el domingo por problemas de rentabilidad.
El encargado Olivier Place, director de las Librerías Flammarion, a las que pertenecía La Hune, debía cerrar porque el volumen de negocio habría bajado 35 por ciento desde 2009.
"No, estamos cerrados, señora. Definitivamente cerrados. Lo siento,” fue lo último que le dijo Place a los que intentaban ingresar a la tienda en horas de la tarde.
La Hune, también era parte del grupo Gallimard, el cual desde 2012 ya planteaba poner fin a sus ventas por su deficiente rendimiento económico. “La librería acumulaba demasiados hándicaps”, agregó Place.
Esta legendaria tienda de libros fue fundada a finales de la Segunda Guerra Mundial por un grupo de intelectuales de resistencia, dirigidos por el editor y coleccionista Bernard Gheerbrant.
Pocos minutos antes del cierre, Place y los demás encargados hicieron entrar a un puñado de personas en la emblemática librería, dispusieron una mesa en una esquina en la que colocaron para los últimos clientes una botella de champán, algunos bol (poncheras) con zumos de fruta y otros objetos decorativos.
Pero el corazón no estaba de fiesta. Miguel Dupont, un librero de 25 años en La Hune, tiene lágrimas en los ojos, señala al agencia de noticias AFP.
Lo acompañaban, Julien Dray, Vicepresidente del Consejo Regional de Île-de-France, a cargo de la Cultura, y el artista Sophie Calle, quien no desaprovechó su última oportunidad para comprar libros de bolsillo. "Compré el último libro de la historia de la dirección de La Hune. Compré el primero en la nueva dirección y aquí estoy hoy. Es como un ritual", alega el artista. "Fue mi biblioteca", añadió con tristeza Calle.
Tras esto, cerró por fin sus puertas para dar paso a una compañía de teléfonos, según precisan medios locales. Aplausos y silbidos, no se hicieron esperar mientras decían a las personas que pasaban frente a la librería, lo que ocurría.
No dejes de leer » Ante escasez de fe convierten iglesias de Holanda en librerías
Decenas de fieles lectores se acumularon minutos después frente a la librería para presenciar cómo la persiana metálica caía por última vez. Al bajar completamente se observaron carteles de apoyo de sus clientes más célebres, como el filósofo Bernard-Henri Lévy, el periodista Adam Gopnik -excorresponsal en París de The NewYorker, que dedicó un emotivo texto a La Hune- o el escritor Frédéric Beigbeder, que vive en la acera de enfrente.
“Estoy de luto. Si incluso Gallimard cierra librerías, ¿quién las va a abrir?”, decía el mensaje de Beigbeder.