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84 por ciento de los franceses no están de acuerdo con la gestión de Hollande. (Foto: Archivo)

84 por ciento de los franceses no están de acuerdo con la gestión de Hollande. (Foto: Archivo)

Publicado 27 octubre 2014



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La mayoría de los simpatizantes de modelo socialista-neoliberal que fomenta el presidente Francois Hollande, creen que su revés político está llevando al Partido Socialista a un abismo, que los movimientos de izquierda quieren reformar.

Los seguidores de las propuestas del Partido Socialista (PS) francés, creen que los propios políticos, empezando por el presidente Francois Hollande, están acabando con dicha organización, tras el fracaso económico del Estado. 

De acuerdo con la agencia ABC.es, 76 por ciento de los franceses, y el 64 por ciento de los simpatizantes del PS, que contraria a la esencia ideológica y política del socialismo, confiaban en el partido, pero actualmente 90 por ciento de la población considera que este tipo de socialismo fomentado por Hollande va en picada. 

Al fracaso económico en el país, se suman los contradictorios discursos de los funcionarios del Gobierno afectos al PS, tal es caso del primer ministro, Manuel Valls, quien en 2009 dijo que "el Partido Socialista corre peligro de muerte encerrado en una visión arcaica", y cinco años después reitera "su convicción socialista". 

La verdadera cara de la izquierda arcaica

El primer ministro francés ha apoyado las políticas económicas de Hollande, pese al enfrentamiento interno que han provocado, así como al descontento social. A juicio de Valls los de izquierda arcaica son los ecologistas, el Frente de Izquierdas y el partido comunista que han debatido el fracaso económico del mandatario francés con la canciller alemana, Ángela Merkel y con la Comisión Europea. 

Valls califica a las organizaciones que reclaman su derecho y el de pueblo de arcaicos para no reconocer el revés político que han tenido los programas del Estado. Los izquierdista que desean la recuperación de la economía consideran las políticas de Hollande como una traición, pues el presupuesto del Estado ignora beneficios sociales. 

"Manuel Valls debe dejar el gobierno. Los socialistas tienen un deber de desobediencia y resistencia para combatir el desastre político del primer ministro. Es un escándalo que las ideas social-liberales de Valls, ultraminoritarias dentro del PS, se hayan impuesto como línea de gobierno (...) debe irse, por el bien de Francia y por el bien del socialismo", asevera el presidente socialista del Consejo general del Jura , Christophe Perny. 

El descontento social ha sido tan inminente que 84 por ciento de los franceses no están de acuerdo con la gestión de Hollande; y las reformas del Estado galo han puesto en vilo a la canciller alemana a y la Comisión Europea, ante un inmovilismo traducido en una amenaza para toda la zona euro, puesto que piden el cumplimiento de los compromisos con Bruselas y Berlín.


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