El comandante general del Ejército de Colombia, el general Jaime Lasprilla, rechazó las interceptaciones ilegales al correo del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, por lo que ordenó una investigación interna para hallar a los responsables de estas acciones.
“Por nuestra naturaleza rechazamos cualquier acto que afecte el honor militar y ponga en tela de juicio la seguridad nacional”, apuntó Lasprilla en diálogo con Blu Radio.
Asimismo, afirmó que en paralelo a la investigación que adelanta el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) a las llamadas chuzadas, la unidad de ética y transparencia conformada la semana pasada, ya está indagando si las interceptaciones al jefe de Estado son producto de inteligencia militar.
Este domingo, el presidente Santos confirmó que su correo personal fue interceptado y que desconocidos están filtrando más de mil mensajes para hacer daño en la campaña para las elecciones presidenciales a celebrarse el 25 de mayo próximo.
En un comunicado, el mandatario colombiano sostuvo que hace algún tiempo fue advertido de que "mi cuenta de correo personal y las de algunos miembros de mi familia han estado interceptadas, lo que constituye una actividad criminal que no dudo en calificar como grave, insólita e inaceptable".
Agregó que los mensajes se están conociendo "selectivamente para causar el mayor daño posible, hecho que coincide con el inicio de la campaña electoral".
Santos pidió una investigación y que dado la época de campaña por las elecciones presidenciales, en las que buscará reelegirse, las interceptaciones sugieren "motivaciones políticas que deben ser indagadas para encontrar y sancionar a los responsables".
La aparente interceptación ilegal al correo electrónico de Santos se da tres semanas después de que la revista bogotana Semana asegurara que algunos miembros del equipo negociador del Gobierno en el proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), estaban siendo espiados ilícitamente por inteligencia militar.
Según dijo Semana el 3 de febrero, dentro de los chuzadas estaban Humberto de la Calle, jefe del equipo negociador del gobierno, y Sergio Jaramillo, Alto Comisionado para la Paz.
La revista local sostuvo que el espionaje se hacía desde una central de inteligencia militar en la capital colombiana.