El Departamento de Policía de Chicago anunció este viernes nuevas reformas en cuanto a los límites en el uso de la fuerza que pueden implementar los agentes a los sospechosos tras una investigación del Departamento de Justicia de EE.UU. por violaciones generalizadas a los derechos civiles.
Los cambios sugeridos abordan tanto las decisiones tácticas específicas como conceptos más amplios que reflejan un nuevo enfoque más cauteloso en cuanto a la vigilancia que ejecutan los oficiales.
El superintendente de la policía, Eddie Johnson, dijo en conferencia de prensa que el nuevo esquema busca "aclarar las opciones que tienen los oficiales cuando hay que tomar decisiones en el momento previo a ciertas decisiones importantes, tomando en cuenta que la vida es sagrada".
Entre los cambios está el exigir una prueba que identifique a un sospechoso con un delito grave, como el porte de una pistola, antes de dispararle. Igualmente se limitarán a tres el número de descargas eléctricas utilizando el Taser, un arma de electrochoque que inmoviliza a una persona temporalmente.
La fuerza letal quedará autorizada solo si hay una amenaza inmediata de perder la vida o de una amenaza de daños físicos severos.
En contexto
Alrededor de Estados Unidos se ha producido una ola de protestas contra la violencia policial hacia las personas, los afrodescendientes en particular.
El Departamento de Policía ha sido fuertemente criticado desde la publicación de un video que muestra al oficial Jason Van Dyke dispararle 16 veces a un adolescente de 17 años identificado como Laquan McDonal, quien iba armado con un cuchillo y según el oficial "quería huir de la policía".