La derecha sigue buscando espacios en Latinoamérica. En Chile, apuesta nuevamente por Sebastián Piñera, quien presentó su candidatura este martes a las próximas elecciones del país, previstas para el próximo 19 de noviembre.
El empresario y expresidente conservador que gobernó Chile entre 2010 y 2014 se mantiene como favorito en las encuestas, pese a enfrentar un proceso judicial por presuntamente beneficiarse con información privilegiada y negociación incompatible en una compra de acciones de una pesquera peruana mientras era jefe de Estado.
Gobierno de continuidad neoliberal
Sebastián Piñera fue el primer presidente derechista en ser elegido democráticamente después de la dictadura de Augusto Pinochet. Su llegada al palacio presidencial de La Moneda fracturó los 20 años de gobierno de la centro-izquierdista Concertación de Partidos por la Democracia, conocida también como Concertación.
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Piñera asumió su mandato en 2010 con un terremoto y un tsunami que afectaron la región central chilena. La tardía respuesta a las víctimas de la tragedia fue la génesis de un progresivo descontento popular que lo acompañaría a lo largo de su gestión.
Para analistas, su gobierno autodenominado “de excelencia” se caracterizó por el despertar de movimientos sociales, el aumento de la represión y políticas económicas sin interés transformador.
Económicamente, el Gobierno de Piñera reflejó una profundización de las políticas de libre mercado que habían sido preservadas por los gobiernos anteriores.
El crecimiento económico si bien fue positivo y de acuerdo con cifras de su Gobierno el desempleo descendió considerablemente, especialistas estimaron que mucho de los empleos fueron precario, informales o con poca protección de derechos laborales.
De acuerdo con la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) de 2013 reveló que Chile es el país con mayor desigualdad en cuanto a distribución de recursos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Las demandas sociales fueron constantes y su Gobierno despertó el rechazo de varios movimientos sociales. Entre 2011 y 2012, en el sur de Chile se registraron distintas protestas en las regiones de Magallanes y Aysén por carencias en su calidad de vida, producto de las políticas centralistas de los gobiernos de Chile.
Los movimientos estudiantiles también alzaron su voz para exigir una educación pública, gratuita y de calidad. Sin embargo, las políticas del Gobierno de Piñera no lograron satisfacer la demanda de los estudiantes.
La fuerza con la que los movimientos sociales se abrieron paso en lo político impulsó al entonces presidente Piñera a llevar a cabo acciones represivas. Elaboró un proyecto denominado “Ley antiencapuchados” para “resguardar” el orden público, pero según sus detractores amenazaba a la libertad de asociación y expresión. Finalmente fue rechazada en diciembre de 2013.
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Durante la presentación de su candidatura, el expresidente expresó “tuvimos aciertos y errores. Por los errores pido perdón. Por los aciertos agradezco a mis compatriotas. A pesar de todas estas dificultades, no tenemos nada que esconder, pero sí mucho que mostrar”.
La proclamación de Piñera debe medirse aún en las primarias el próximo 2 de julio con otros candidatos de su sector que no han sido hasta el momento definidos.