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Se estima que el grupo terrorista ha perdido un 20 por ciento de su territorio en Iraq y Siria.
El autodenominado Estado Islámico (Daesh en árabe) cumple dos años desde que proclamó su califato. Sin embargo, todo indica que no tiene muchos motivos para celebrarlos.
Los informes señalan que el grupo terrorista está en su peor momento al perder el control de gran parte de los territorios donde tenía presencia y ver reducidos sus ingresos.
En las ciudades que son consideradas sus capitales de facto, Al Raqa en Siria y Mosul en Iraq, el Daesh se ve amenazado. A esto se suman las victorias que logró el Ejército sirio, al liberar Palmira en marzo de este año, y las fuerzas iraquíes al hacer lo propio en la ciudad de Faluya en junio.
Esas dos localidades eran consideradas enclaves estratégicos para los terroristas, por lo que su pérdida representó un duro golpe. La muerte de varios de sus líderes y miembros en combate también significa un debilitamiento de sus fuerzas.