El Consejo de Estado chino, presidido por el primer ministro del país, Li Keqiang, anunció un cambio progresivo del llamado "hukou", implantado en la administración de Mao Zedong en 1958 para controlar la migración masiva en el país y asegurar desde una producción agrícola continuada a la estabilidad social en las urbes.
El proyecto estima trasladar hasta 2020 a cien millones de campesinos a las ciudades, una cifra que las autoridades esperan que llegue a los 400 millones a largo plazo. El objetivo es liberar una fuente de crecimiento potencial llamada a convertirse en el motor del nuevo modelo económico chino.
El cambio del sistema "hukou" pretende acabar con la tradicional clasificación de residente rural o urbano que ha marcado la vida de millones de campesinos y emigrantes chinos que se trasladaban a las ciudades, donde se veían privados de servicios sociales como la sanidad o la educación gratuita para sus hijos.
Con esta reforma, las restricciones para conseguir el permiso de residencia se eliminarán por completo en ciudades de menos de 500 mil habitantes, por lo que quien habite legalmente en ellas podrá registrarse para obtener la residencia permanente y, por ende, los derechos pertinentes.
Sin embargo, a medida que la población en la ciudad donde se quiera conseguir el permiso de residencia es mayor, las condiciones también se endurecen.
En las ciudades entre los 500 mil y los cinco millones de habitantes las autoridades requerirán que los solicitantes cuenten con un empleo y domicilio legal, además de establecer un mínimo de años de cotización en el sistema de seguridad social, un periodo que cada ciudad elegirá pero que en ningún caso podrá superar los cinco años.
Donde menos se tocará el actual sistema será en las grandes ciudades del país, que seguirán controlando "estrictamente" el flujo de personas que quieran establecerse en ellas.
Los ciudadanos que quieran conseguir un permiso de residencia permanente en las grandes urbes -generalmente las más demandadas por las mayores oportunidades de empleo- se clasificarán según un "sistema de puntos" con variables como la antigüedad en el empleo, la vivienda o su aportación al sistema de seguridad social.
La reforma del sistema "hukou" es clave para fomentar la urbanización, un proceso calificado de "ordenado e inclusivo" por el primer ministro. Li espera que ayude a aumentar el consumo de los ciudadanos chinos a base de garantizarles unos servicios sociales de calidad y de su adaptación al estilo de vida en las ciudades.