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"Hay que examinar el informe, durante el último año no hemos visto ni un informe sustancial del Mecanismo Conjunto de Investigación", explicó Rusia ante la ONU.

"Hay que examinar el informe, durante el último año no hemos visto ni un informe sustancial del Mecanismo Conjunto de Investigación", explicó Rusia ante la ONU. | Foto: Sputnik Novosti

Publicado 24 octubre 2017



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Rusia vetó la resolución de la ONU que busca ampliar la investigación sobre los supuestos ataques químicos en Siria, mientras occidente acusa al Gobierno de Bashar al Assad con informes sin consistencia. 

Rusia vetó este martes una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) que buscaba ampliar la investigación de los ataques químicos en Siria.

El proyecto de resolución fue presentado por Estados Unidos y plantea prorrogar por un año el mandato del Mecanismo Conjunto de Investigación (JIM, por su sigla en inglés) de la ONU y la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) sobre Siria.

La decisión de Rusia se da en el marco del impulso por varias naciones occidentales del proyecto de resolución CSNU, que condena los ataques químicos en la nación árabe con base a investigaciones deslegítimas.    


“Campaña de mentiras” apunta contra Siria

Expertos internaciones se han dedicado a demostrar las inconsistencias en los informes que apuntan contra el Gobierno sirio como responsable de los ataques químicos.

El exasesor del jefe del Estado Mayor de la Armada de Estados Unidos, investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Theodore Postol, concluyó que el ataque químico de 2017 fue fabricado. Aseguró que el informe presentado por la Casa Blanca no aguanta críticas y basado en evidencia interpretada erróneamente.

Además de fotografías del supuesto cráter que dejó el armar, también hay como evidencia dos videos grabados por los Cascos Blancos.

Al respecto, los especialistas se cuestionan cómo los testigos que grabaron esos videos sigan con vida después de permanecer expuestos a las sustancias tóxicas sin máscaras ni trajes especiales.


El uso político de los supuestos ataques

Siria ha denunciado en múltiples oportunidades la “campaña de mentiras” de países occidentales en torno a los supuestos ataques químicos.

El dato: En agosto de 2013, un ataque con gas sarín mató a 1.400 personas en Ghouta, cerca de Damasco.
En abril de 2017, otro ataque químico ocurrió en Jan Sheijun, Idlib, y dejó un saldo de 72 civiles muertos, incluidos 11 niños. Sin “evidencia tangible” o con base a informes “sin credibilidad”, acusan al Gobierno sirio de emplear estas sustancias en operaciones antiterroristas, afectando también a civiles.

Siria además señala a estas naciones de “difamar” a la actual gestión del presidente Bashar al Assad y ejercer “presión política” contra el líder sirio.

>> ¿Quién ejecutó el ataque químico en Idlib, Siria?


El papel de los terroristas

El Gobierno sirio no solamente ha ratificado su compromiso a cumplir sus obligaciones establecidas en el marco de la Convención sobre Armas Químicas (CAQ), sino que ha presentado pruebas de estas sustancias tóxicas por grupos extremistas.

Mientras que en enero de 2016 la OPAQ anunciaba que Siria había destruido todas estas armas, la nación árabe presentaba evidencia documental que confirmaba el uso de iperita, conocida como gas mostaza, por los terroristas. También había pruebas materiales del uso de estas sustancias tóxicas en territorio sirio.

Para la nación árabe, constituye  “una cuestión muy grave”, el envío de armas químicas a los terroristas.


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