La prisión domiciliaria otorgada por la justicia argentina este miércoles al exdirector de investigaciones de la Policía de Buenos Aires (capital), Miguel Etchecolatz, quien cumplía seis condenas por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura militar, ha provocado el rechazo de organizaciones defensoras de los derechos humanos.
Etchecolatz, de 88 años de edad, permanecía en el Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza. En agosto pasado fue trasladado a un hospital tras sufrir un accidente cerebrovascular (ACV).
La Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional, a través de su cuenta en Twitter, expresó su rechazo por la decisión.
NO A LA DOMICILIARIA PARA ETCHECOLATZ
— CORREPI (@CORREPI) 27 de diciembre de 2017
Por Nilda Eloy, Jorge Julio López y los 30.000, ¡a donde vaya lo iremos a buscar!
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El Centro de Profesionales por los Derechos Humanos exigió "¡cárcel común y efectiva a todos los genocidas! ¡Basta de privilegios e impunidad a los asesinos de los 30.000!".
El TOF 6 otorga el beneficio de domiciliaria a Etchecolatz. Los jueces son Martínez Sobrino y Panelo, que condenan militantes por luchar y sancionan abogados usando decretos de la Fusiladora. Clima de época. pic.twitter.com/DeFVr0twLJ
— CeProDH (@ceprodh) 27 de diciembre de 2017
Otros activistas también condenaron la medida otorgada a Etchecolatz, porque representa un retroceso en la lucha por la justicia y derechos humanos en toda la región.
CAMBIEMOS lleva a la práctica su reivindicación del terrorismo del estado y sus protagonistas.
— M. del Carmen Verdú (@LaNegraVerdu) 27 de diciembre de 2017
Premiaron con prisión domiciliaria al chacal Etchecolatz.
Por Nilda Eloy, Jorge Julio López y los 30.000, sepan que ¡Adonde vaya lo iremos a buscar! pic.twitter.com/A7Zdn1Iiy0
El acusado jugó un rol central en el aparato represivo de la provincia. Fungió como mano derecha del represor Ramón Camps.
Desde marzo de 1976 hasta enero de 1979 fue director general de Investigaciones. Se encargó de organizar comandos y grupos que secuestraron y torturaron a trabajadores y estudiantes en el polémico Circuito Camps, compuesto por 29 centros clandestinos de detención.
Uno de esos comandos fue el responsable de torturar y asesinar a estudiantes secundarios en la “Noche de los Lápices”.