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El pasado 23 de septiembre las partes acordaron poner fin al conflicto en marzo de 2016.

El pasado 23 de septiembre las partes acordaron poner fin al conflicto en marzo de 2016. | Foto: EFE

Publicado 4 noviembre 2015



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La paz que negocian las FARC -EP y el Estado colombiano desde hace varios años, atraviesa por uno de sus momentos más críticos: El Senado niega la participación política de la guerrilla en una comisión legislativa para la paz y el país se encuentra ante el auge del fenómeno paramilitar, que nunca ha podido erradicar.  ¿Están en riesgo los avances para el fin del conflicto armado colombiano?. 

La decisión del Senado de cerrarle la puerta a la participación política en la comisión legislativa para la paz a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ha puesto en riesgo el proceso de negociación de la paz en ese país suramericano.

Los principales voceros de la insurgencia han calificado de mezquindad el voto en contra del artículo que le permitía al presidente Juan Manuel Santos nombrar a los miembros de la Comisión de paz, que se encargará de estudiar y definir los mecanismos de refrendación de los acuerdos que alcancen en La Habana ambas partes.

El asunto no es de poca monta pues históricamente el Estado colombiano y las élites políticas han incumplido todos los pactos de paz y asesinado a quienes se han desmovilizado. Al finalizar la Guerra de los Mil Días a principios del siglo XX las huestes liberales se desmovilizaron y buscaron incorporarse a la vida política legal en el país. Pasados unos pocos años su principal dirigente, el general Rafael Uribe Uribe sue asesinado a hachazos en las escalerillas del palacio legislativo.

A principios de los años 50, terminada la guerra civil entre liberales y conservadores, las principales guerrillas del país se desmovilizaron y entregaron sus armas. Solamente en los Llanos Orientales se calculaba un ejército de unos 20 mil guerrilleros que se acogieron a dicho pacto. Sus principales jefes, Guadalupe Salcedo, Dumar Aljure y muchos más cayeron asesinados por las balas oficiales. Durante los años siguientes se desató una feroz caceria de quienes habían abandonado las armas.

La Unión Patriótica, producto de acuerdos entre las FARC-EP y el Gobierno de Belisario Betancur an la década de los 80 fue literalmente borrada del mapa. Se calcula que unos 5 mil militantes cayeron asesinados, entre ellos sus candidatos presidenciales, senadores, representantes, alcaldes, diputados y principales dirigentes.

Carlos Pizarro, Comandante general del M-19 fue asesinado mientras viajaba en un avión entre Bogotá y la ciudad de Barranquilla en el norte del país. Solamente un mes antes había entregado la última arma en poder del M-19 y desmovilizado a sus tropas en el departamento del Cauca (suroeste).

Por lo anterior no cabe duda que las garantías para la participación política de la insurgencia es uno de los pilares en la búsqueda de la paz para Colombia.

A esto se le suma las denuncias de una “reparamilitarización” en algunas zonas del país, principalmente en los departamentos de Antioquia y Chocó (noreste). 

Para el escritor y periodista colombiano, Alfredo Molano, la propuesta hecha por la guerrilla sobre una justicia restaurativa, en aras de alcanzar una verdadera paz y el fin del conflicto en Colombia, debe girar en torno a la restauración de los derechos humanos básicos que han sido arrebatados por años de guerra interna.

“Esta propuesta es básicamente la visión de una justicia que respalde los derechos humanos, la restauración de la estructura productiva en el país, y todos los derechos arrebatados como acceso a la salud, educación, empleo y la devolución de las tierras”, expuso el también sociólogo. 

Sobre las denuncias de una reparamilitarización del país, que las FARC-EP advirtió a inicios de septiembre, Molano explica que estas fuerzas al margen de la ley no han dejado de expandirse.

“El paramilitarismo siempre ha quedado vigente, es una fuerza viva de más de 5 mil hombres, y se encuentra mayormente en la costa y la zona del Catatumbo, al noreste del departamento de Norte de Santander”. 

Veo difícil que el paramilitarismo deje las armas, y eso es un peligro y una amenaza para concretar la paz en Colombia”, expuso. 

Decisión legislativa

E Senado de Colombia aprobó la creación de una Comisión Legislativa para la Paz, aunque dejó por fuera la potestad del Presidente de designar un delegado, y con ello, la posibilidad de una participación de las FARC-EP.

Sobre el particular y otros temas, www.telesurtv.net conversó con el abogado de derechos humanos y representante de las víctimas del paramilitarismo, Francisco Ramírez. 

En la primera discusión legislativa se había aprobado la iniciativa, ¿por qué se excluyó la potestad presidencial de designar a un delegado? ¿Amenaza esto la paz en Colombia?

El senador Iván Cepeda, calificó este jueves como urgente que desde la mesa de negociaciones en La Habana se resuelvan temas como la oficialización de los plazos para la firma final del acuerdo y el cese el fuego bilateral.

Lea también → Senadores colombianos sostuvieron reunión con las FARC en Cuba 

Cepeda insistió en que se debe respetar el mecanismo de bilateralidad entre las partes, y que se resuelvan temas fundamentales tales como la publicación de la totalidad de acuerdo en materia de justicia y se alcance el alto el fuego bilateral. 

“Estos son temas que deben tratarse en la mesa de La Habana y se deben manejar considerando el principio de la bilateralidad, esperamos que se puedan abordar situaciones como la presentación del acuerdo en materia de justicia bilateral y el alto al fuego definitivo”

En Contexto

En 2012 el Gobierno colombiano y las FARC-EP instalaron en Cuba una mesa de diálogo para poner fin al conflicto armado que ha dejado casi cinco millones de desplazados y más 600 mil muertos en aproximadamente 50 años.

La lógica territorial de inclusión social, la reinserción en función de las políticas anticonsumo, la lucha contra el crimen organizado y el fin de cualquier relación de rebelión entre los colombianos han sido uno de los puntos destacados en las más de 60 páginas de acuerdos discutidos en los Diálogos de Paz.


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