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El mandatario estadounidense ha insistido en el bloqueo económico y financiero contra países que no responden a los intereses de Washington.

El mandatario estadounidense ha insistido en el bloqueo económico y financiero contra países que no responden a los intereses de Washington. | Foto: Reuters

Publicado 6 agosto 2019



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Estados Unidos ha impuesto sanciones y bloqueado económicamente a países como Irán, Venezuela, Irak, Yemen y Cuba, con el fin de asfixiar a su población y forzar un cambio de régimen.

Con la falsa bandera de la libertad, “para plagar la América de hambre y de miseria”, como diría Simón Bolívar, EE.UU. ha bloqueado económica y financieramente a países que no responden a sus intereses geopolíticos.

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Hace un año impuso la primera ronda de sanciones contra Irán para obstaculizar el desarrollo de la nación persa. También países como Cuba y Venezuela también son víctimas del bloqueo comercial, económico y financiero de Washington. 

Bloqueo a Irán 

El ilegal bloqueo económico contra Teherán, si bien se esconde tras la idea de buscar la prosperidad de los iraníes, pretende afectar las transacciones financieras con la República Islámica y el importante sector petrolero del país.

El presidente iraní, Hasán Rohaní, dijo que la política de Washington está destinada al fracaso: “Estamos contentos de que, pese a constantes complots contra la Revolución Islámica, las ilegales sanciones de EE.UU. no han alcanzado sus metas”. Irak también ha estado en la mira.

Aunque EE.UU. presiona las exportaciones de petróleo y las operaciones bancarias, el mandatario iraní afirmó que su país cuenta con varias vías para poder comercializar el crudo.

Irán constituye un plato fuerte para los intereses de EE.UU. en la región, pues en los casi 40 años de la Revolución Islámica, las reservas de petróleo se han duplicado en la nación, lo que posiciona a Irán como una potencia energética en la mira estadounidense.

Eshaq Yahanguiri, vicepresidente primero de Irán, dijo que el país “está vendiendo actualmente tanto petróleo como necesita”, por lo que el régimen de sanciones de EE.UU. está condenado al fracaso.

Cuba: bloqueada desde 1962

Desde el mismo triunfo de la Revolución Cubana en 1959, las administraciones que han presidido la Casa Blanca intentaron asfixiar la economía de la Isla, sin embargo, el bloqueo absoluto contra la Mayor de las Antillas se impuso el 7 de febrero de 1962.

Al expresidente John F. Kennedy no le tembló el pulso para desmembrar el desarrollo del país en su afán por derrocar al naciente gobierno revolucionario. Desde entonces, ninguna administración ha levantado la genocida política contra Cuba.

Durante casi 60 años, los gobiernos de EE.UU. han insistido en inmovilizar y aislar a la Isla, así como provocar el desencanto de la población, limitada económicamente por las consecuencias del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba.

Los cubanos han sido afectados por una política asfixiante que ha causado una pérdida total de más de 930 mil millones de dólares en sus años de vigencia.

El bloqueo limita el intercambio de Cuba con terceros países, obstaculiza la importación de materiales, medicamentos y equipos técnicos para el desarrollo de la nación. Constituye una política que viola el derecho internacional y afecta a todos los sectores de la economía.

Venezuela en la lista

Como si el término “bloqueo” fuese el primero en el diccionario de la Casa Blanca, la actual administración del presidente Donald Trump firmó a inicios de esta semana una nueva orden ejecutiva que limita las transacciones de Venezuela con EE.UU.

Si bien Trump conoce que el mandatario venezolano Nicolás Maduro fue electo democráticamente, insiste en que el gobierno es “ilegítimo” y busca aplicar un bloqueo económico contra Caracas.

El nuevo decreto intenta, una vez más, ser extraterritorial al imponer sanciones contra los países que intenten ayudar a Venezuela. 

A la lista se suman países como Nicaragua que completa el tríangulo de Washington en América Latina con Cuba y Venezuela.

Libia: un país en caos

EE.UU. no detuvo sus sanciones a Libia hasta tener en sus manos la noticia de que el presidente Muammar Gaddafi había sido asesinado con la ayuda de la OTAN.

Para impedir que bancos y empresas estatales libias pudieran hacer transacciones en EE.UU., la administración de Barack Obama impuso una serie de sanciones comerciales contra Trípoli para inmovilizar el país.

Desde la caída de Gaddafi, Libia es un país en caos y en una sistemática violencia e inestabilidad, un país por el que solo transitan los migrantes que intentan huir hacia Europa.

Mientras tanto, el petróleo y los importantes recursos naturales de la nación africana son puestos en manos de las potencias occidentales mediante sus negocios con transnacionales.

Siria en la mira 

Año 2004. EE.UU. acusa a Damasco de poseer armas de destrucción masiva y de brindar su ayuda a grupos rebeldes en Irak, si bien era conocida la mano que Washington tendía a los terroristas en la región.

Las sanciones que impuso la Casa Blanca contra Siria prohibían la exportación de la mayoría de los bienes del país, así como la recurrente parálisis de cuentas y compañías del país en EE.UU.

Como justificación alegan que Damasco representaba una amenaza para Washington, como mismo califican a Venezuela y Cuba.

La actual administración de Donald Trump también ha tenido a Siria en la mira de los bloqueos que implementa por el mundo. Las medidas contra la nación traen consigo el cerco a los suministros de crudo en los puertos del país, y busca eco para que el Líbano contribuya a la sanción.

“La agenda de Estados Unidos a mediano y largo plazo es transformar a Siria e Iraq en tres territorios separados y sobre la base de mentiras y ambigüedades”, sostiene Michel Chossudovsky, economista de la Universidad de Ottawa, Canadá.

Por su parte, el canciller de la nación del Levante, Walid al-Moalem, sostiene que el bloqueo económico que mantiene EE.UU. contra Siria es una especie de terrorismo porque afecta a todo el pueblo.

Una de las últimas sanciones de Washington contra Damasco, implementada en el presente año, castiga a quien intente establecer relaciones económicas con Siria o desempeñe un rol decisivo en el proyecto para la reconstrucción del país.

A pesar de ser un país que sufre una guerra contra los terroristas apoyados por EE.UU., desde el año 2011, Siria constituye para la nación norteamericana un objetivo importante en su guerra económica.

Yugoslavia  

EE.UU. apoyó, en 1991, las sanciones que aprobó el Consejo de Seguridad de la ONU contra Yugoslavia para bloquear las cuentas bancarias en el extranjero.

El bloqueo financiero continuó en 1998 cuando la población de Yugoslavia vio bloqueadas sus licencias, cuentas y activos.

Las empresas que incumplían el cerco norteamericano tenían que pagar una multa de más de 500.000 dólares, y más de 250.000 dólares para las personas que no se guiaban por las sanciones de EE.UU.  

Yugoslavia era el objetivo para estimular económicamente a los movimientos mercenarios que ya la CIA estimulaba.   

Yemen y el peso de un conflicto

Activos congelados y la negación para entrar a territorio estadounidense por parte del gobierno yemení fueron algunas de las sanciones que impuso EE.UU. contra Yemen en el 2012.

Obama atacó nuevamente al país en el 2014, impidiendo que funcionarios del gobierno pudieran acceder a sus bienes bajo jurisdicción en EE.UU., y prohibió igualmente que entidades y ciudadanos estadounidenses realizaran transacciones financieras con Yemen.

A ello se le suma que la Casa Blanca es aliada de Arabia Saudita desde que esta inició un conflicto con Yemen desde el 2015.

Aunque recientemente el Senado retiró su apoyo militar a Arabia Saudita, EE.UU. apoya el bloqueo aéreo y marítimo que el país árabe impone a Yemen, dificultando la llegada de medicamentos y alimentos.


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