La aprobación de la gestión del presidente de Estados Unidos (EE.UU.), Barack Obama, se ha estancado en el mínimo histórico del 41 por ciento a pocos meses de las decisivas elecciones de noviembre, en las que los demócratas se juegan mantener el vital control del Senado.
Así lo refleja el último sondeo publicado este miércoles por el diario The Wall Street Journal en su edición digital y que coincide con el del pasado 26 de febrero por The New York Times y la cadena CBS.
La encuesta, elaborada por el diario y la NBC, se efectuó entre el 5 y el 9 de marzo por teléfono a mil adultos y cuenta con un margen de error de 3,1 puntos porcentuales.
La popularidad de Obama no remonta desde el mínimo histórico al que cayó en noviembre, del 42 por ciento, una cifra que entonces se achacó al fiasco de la puesta en marcha de la reforma sanitaria debido al mal funcionamiento de la web de contratación de seguros médicos.
Las cifras de Obama se mantienen en los peores índices de sus dos mandatos, con un 41 por ciento de aprobación y un 54 por ciento de rechazo -hasta ahora nunca había superado el 52 por ciento- a su labor como presidente.
Estos índices, que no mejoran pese a la determinación de Obama para "pasar a la acción" y concentrarse en una agenda típicamente demócrata -con medidas como la subida del salario mínimo-, son una señal de alarma para su partido de cara a las legislativas de noviembre.
Tradicionalmente, la popularidad del mandatario influye de manera importante en el futuro de su partido en las legislativas, que en este caso se juega mantener el control del Senado y aspira a arrebatar la Cámara de Representantes a los republicanos.
El propio vicepresidente, Joe Biden, dijo el mes pasado que sin unos buenos resultados en las legislativas la agenda de su administración "no tendrá mucho valor", porque no podrá llevarse a la práctica.
No obstante, el sondeo publicado este miércoles tampoco es halagador para la oposición republicana: sólo un tercio de los encuestados valora positivamente su labor y el 45 por ciento tiene una percepción negativa de la misma.