El contrabando de especies es la segunda mayor amenaza mundial para la vida salvaje después de la destrucción de su hábitat. Cada año, cientos de miles de primates, elefantes, reptiles, aves, felinos, ranas y peces tropicales acaban en los mercados negros de Estados Unidos, Japón, países de Europa y parte del sudeste asiático.
Los actos cometidos con más frecuencia son la captura, cacería, comercio, exhibición y tenencia de seres silvestres o de sus beneficios (crías, veneno, otros) que se encuentren prohibidos, así como la importación y exportación sin la permisología otorgada.
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América Latina es uno de los principales focos de atención de traficantes de especies por su biodiversidad. México es uno de los cinco países que poseen la mayor diversidad biológica del planeta seguido de Brasil, Colombia, Ecuador y Venezuela.
21 especies iban a ser comercializadas de manera ilegal >> http://t.co/RG7EQRT54M ¡No al tráfico de especies! pic.twitter.com/wM2YlXOusK
— Policía de Colombia (@PoliciaColombia)
septiembre 30, 2015
En Ecuador, la Unidad de Policía de Ambiente (UPMA) rescató, a finales del 2014 e inicios del 2015, un total de 2 mil 371 animales que iban a ser traficados, matados por su carne, pieles o convertidos en mascotas.
De acuerdo con un reporte de la Red Nacional brasileña Contra el Tráfico de Animales Silvestres, (Renctas), el tráfico de animales ocupa el tercer lugar mundial después del tráfico de armas y de drogas, con ventas anuales de mas de 20 mil millones de dólares.
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La Unión Europea es uno de los mayores consumidores de especies salvajes y de productos derivados. Sin embargo el mercado oriental es el principal comprador de especies, liderando el tráfico de especies mundial.