En la noche del 1 de julio, la tormenta tropical Bonnie tocó Centroamérica por la frontera entre Nicaragua y Costa Rica, con fuertes precipitaciones y vientos sostenidos de 65 kilómetros por hora.
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Desde horas tempranas del pasado 1 de julio, las autoridades costarricenses comenzaron a evacuar a más de 3.000 ciudadanos vulnerables en el norte del país.
Foto:@CNECostaRica
Las autoridades indicaron que Costa Rica sufrió un total de 26 incidentes relacionados con inundaciones; mientras la población albergada estaba segura y recibía alimentos y atención médica.
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A medida que comenzaron a mejorar las condiciones climatológicas, los costarricenses comenzaron a regresar a sus hogares organizadamente.
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En Nicaragua, Bonnie provocó inundaciones de ríos, caída de árboles y daños a viviendas, con afectaciones en las localidades sureñas de Rivas, Bluefields y San Juan.
Foto:EFE
Las autoridades anunciaron que a su paso por Nicaragua, Bonnie no dejó ningún fallecido, ni daños humanos relacionados directamente con el impacto del fenómeno meteorológico.
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Este 4 de julio, comenzaron a realizarse labores de recuperación para que el país retorne lo más pronto posible a la normalidad, tras el paso de la tormenta.
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A su paso por el Pacífico centroamericano, el ojo de Bonnie pasó cercano a las costas de El Salvador, ya con vientos de 95 kilómetros por hora.
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En el área metropolitana de San Salvador y otros lugares del país asociados a la franja costera marina, Bonnie provocó grandes afectaciones y obligó a las autoridades a dar refugio a cientos de personas.
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Ante la contingencia, el Gobierno salvadoreño ha desplegado equipos humanos a nivel nacional, para retirar escombros que dejaron derrumbes, caídas de árboles y otros daños provocados por las precipitaciones.
Foto:Gobierno de El Salvador