Las principales calles de Brasilia (capital) fueron adornadas con un alegórico desfile en el marco, no sólo de la fecha independentista, sino del llamado de la presidenta Dilma Rousseff a salir en defensa de la democracia, tras los intentos desestabilizadores contra su mandato, en vista de que su país está en la mira de los golpes blandos en América Latina, al igual que Ecuador, Venezuela, Argentina y El Salvador, por ser gobiernos de izquierda con ideología incluyente y participativa, a favor de los masas históricamente desposeídas por el capitalismo neoliberal mundial.