Venezuela 2015: País asediado
Desde sus inicios el 2015 se planteó como un año encrucijada para la Revolución Bolivariana: Nuevamente la vía electoral se muestra como una solución de continuidad en la permanente contradicción-confrontación entre las fuerzas en lucha por la construcción del socialismo, entre el Poder Popular en construcción, y los sectores reaccionarios que en Venezuela y desde el exterior, promueven la restauración del neoliberalismo, y el colonialismo entreguista que gobernó al país hasta un 6 de diciembre de 1998, cuando el huracán Chávez conquista el Poder Político y, mediante la refundación constituyente que engendró a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la nación inicia su tránsito pacífico hacia la liberación política y el real ejercicio de su soberanía económica, social y cultural.
En enero del presente año, las fuerzas en pugna se encontraban en clara desventaja de cara al entonces futuro escenario electoral: El Gobierno Bolivariano enfrenta la criminal guerra económica a la que permanentemente el poder parapolítico agremiado en Fedecamaras ha sometido al pueblo venezolano, y que en los últimos dos años ha arreciado de forma miserable sus ataques, sometiendo a la población al desabastecimiento de alimentos, medicinas y productos de aseo personal, mientras la Revolución se esfuerza por desarrollar y concretar las políticas sociales destinadas a solucionar las históricas necesidades de la población. Por su parte, la derecha nacional, debilitada por el fracaso de las aventuras violentas que desataron el fascismo golpista en la llamada «Salida», cuyo macabro saldo fue de 49 venezolano(as) fallecidos(as), e innumerables pérdidas económicas y daños psicosociales en todo el país: Sólo guarimbas (barricadas desde donde atacaban ciudadanos y bienes comunes y personales cobardemente sin importarle daños y destrozos a personas vehículos e instituciones privadas y oficiales, atacando al pueblo con métodos terroristas), guayas asesinas, y francotiradores mostraba la oposición política, mientras sus impresentables seudodirigentes se escondían de los medios públicos y de las justicia.
Esta es la situación política del país a comienzos del 2015, por lo que el papel de la maltrecha y fascista oposición endógena nuevamente es sustituida por el imperialismo internacional, quienes no se tardan en enfilar sus patrañas contra la Patria de Bolívar, y el 09 de Marzo, aún sin terminar el primer semestre del corriente, el presidente Barack Husein Obama firma un nefasto decreto, declarando a Venezuela «una amenaza inusual y extraordinaria para los EE.UU.». El camino estaba trazado, y el imperio más poderoso de la historia mundial está decidido a doblegar a la Revolución venezolana, utilizando abiertamente todos los medios políticos, económicos y militares, tal como ocurrió en Irak, Afganistán, Libia, Siria, entre tantos otros. Mientras tanto, la oposición se pliega totalmente a los planes de Washington, el escenario electoral, ese destinado a escoger a los miembros de la Asamblea Nacional para un nuevo periodo legislativo, se torna en una batalla internacional.
El Presidente Nicolás Maduro convoca al pueblo para repudiar el nefasto decreto, movilizando, concientizando y firmando contra ese ataque, recibiendo el apoyo de todos los aliados de la región, y en Abril, tan sólo un mes después del pretendido zarpazo, la Cumbre de las Américas celebrada en Panamá es escenario de la derrota política y diplomática del presidente Obama, cuando las más de 11 millones de firmas venezolanas, se unen a las rúbricas cubanas, y las voces solidarias de los pueblos del continente, quienes desde el Caribe, centro América y el sur del continente, cierran filas en favor de nuestro país: el primer ataque directo fue sorteado, y la moral nacional fortalecida. Pero no se iban a detener, la escalada estaba planificada y en marcha, y desde el mes de Julio, con la llegada al poder de un gobierno hostil en la hermana república de Guyana, patrocinado por la ExxonMobil y el Departamento de Estado, comienza a cerrarse la tenaza contra nuestro país, pues el fondo del conflicto no es la soberanía territorial y marítima de Venezuela sobre el Esequibo, y todos sus recursos naturales, eso no está en discusión, son innegables las pruebas históricas, que incluyen un acuerdo de Ginebra respaldado por la ONU desde finales de los años 60 del siglo pasado. No, lo que pretende el lacayo gobierno guyanés es golpear el proceso de integración nuestroamericano, provocando una reacción venezolana que soslaye los principios de Unasur, Petrocaribe, el Alba y la Celac, de los cuales la Revolución Bolivariana ha sido el principal promotor. Pero nuevamente son derrotados, y la diplomacia de paz, que involucra en la solución del conflicto a los socios del Caribe y al mismísimo secretario general de la ONU, logró abortar los intentos de contrarrestar la integración regional.
Cuando a inicios del mes de Agosto el gobierno venezolano toma la soberana decisión de cerrar la frontera con Colombia, la más extensa y conflictiva del país, con el propósito de atacar el contrabando de extracción de alimentos, bienes de primera necesidad y combustibles, una de las principales aristas de la guerra económica contra el pueblo venezolano, Bogotá termina por alinearse abiertamente a los intereses imperiales, convirtiendo la soberana política fronteriza de Venezuela, en una especie de declaración de guerra, negándose a trabajar conjuntamente con Venezuela, tal como lo establecen todos los acuerdos internacionales en materia fronteriza, en la solución estructural de las problemáticas que, sin duda alguna, perjudican en mayor proporción a nuestro país. El abyecto gobierno colombiano es derrotado en la propia OEA, y es obligado por la Unasur a firmar acuerdos de entendimientos y una hoja de ruta con Caracas para afrontar la situación binacional. Washington muerde el polvo, y la novedosa y soberana diplomacia Suramericana sale fortalecida, demostrando capacidad en el abordaje de tales conflictos.
Los anillos de seguridad que alrededor de Venezuela construyó el Gigante Chávez, materializados en la nueva arquitectura de integración Latinoamericana, han permitido a la Patria, al gobierno y al pueblo unidos, sortear cada una de estos sistemáticos y cruentos ataques que el imperialismo ha lanzado contra Venezuela, intensificándose estos en la medida que el 6 de Diciembre, nuevamente esa fecha en la historia contemporánea, se acerca. Entre septiembre y noviembre, los planes tienen días, semanas y meses precisos para su ejecución, se han activado nuevas agresiones, desde el autodenominado «grupo de Madrid» donde un conglomerado de seudointelectuales, liderados por ex presidente de la derecha más rancia, que han dejado nefastas gestiones en sus respectivos países, se enfilan contra la Venezuela Bolivariana, pretendiendo dictar lecciones de democracia en nuestra patria, la que a fuerza de votos ha vendido construyendo una novedosa y alternativa democracia participativa y protagónica, hasta las manipulaciones mediáticas tendientes a hacer ver al país como un narcoestado, que supuestamente protege y promueve el tráfico de estupefacientes, mientras Colombia y México aparecen, ante la mediática internacional, como gobiernos libres de paja y polvo en temas de narcotráfico.
A escasos días de los comicios parlamentarios el asedio claro y permanente que ha sufrido Venezuela a lo largo de este año, ha develado los planes que desde comienzos del 2015 el imperialismo estadounidense, sustituyendo plenamente a la impresentable oposición política nacional, viene aplicando contra nuestra patria. En lo inmediato, el jefe militar del poderoso Comando Sur del pentágono, el mismo que controla 7 bases militares en Colombia, y las 48 restantes en la región, han dicho que están «listos para una intervención humanitaria en Venezuela», en caso de presentarse alguna «situación excepcional». Mientras este cínico general norteamericano dedica 40 segundos de sus noches a «orar por Venezuela», el recién electo presidente argentino, el empresario Mauricio Macri, aún antes de ganar las elecciones con apenas 2% de ventaja, inició sus ataques contra Venezuela, amenazando con suspender a nuestro país del Mercosur por violar los «derechos humanos».
En este contexto nacional e internacional, es evidente que la situación a definirse el próximo 6D no es la conformación del unicameral parlamento venezolano, se trata de una nueva y frontal confrontación entre el pueblo Bolivariano y Chavista, quien junto a un gobierno firme y soberano ha resistido tamaño asedio interno y exógeno, orquestado por toda la maquinaria de guerra política, diplomática y militar del pentágono y sus lacayos regionales.
No hay espacios para las dudas, flaquezas e indefiniciones, hoy más que nunca la Patria necesita del esfuerzo físico, moral y espiritual de todos(as) sus hijos(as). De nuevo con el sufragio comprometido del pueblo venezolano serán derrotados los enemigos del país.
La Revolución Bolivariana sorteará esta nueva encrucijada, romperemos el asedio y ¡Venceremos!
Eleazar Sánchez
Colectivo Upel-Maracay
Colectivo de Docentes Micromision Simón Rodríguez - Área de Inglés
04/12/2015